Una vida repleta de dichas, pruebas superadas y constantes luchas en las que el diálogo y Dios han sido parte importante para salir adelante, María de Jesús Valle Navarro y Jorge Hernández Zavala celebran en un matrimonio que ha perdurado por casi 47 años, tiempo en el que ella, de 66 años y él, de 68, han visto crecer a sus cuatro hijos, siete nietos y un bisnieto.
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Ambos, recordaron que en la primaria “Miguel Hidalgo y Costilla” (antes “Isidro Parra Olguín”) de la colonia Azteca se conocieron. Jorge, por su parte, mencionó que en aquel entonces su diversión era jugar beisbol, pero de vez en cuando, según “Chuyita”, como es conocida entre familiares y amistades, compartían tiempo jugando a la “bebeleche”, a “la roña” y“encantados”, entre otras actividades.
“Cuando estábamos más grandes, él pasaba por mi casa cuando iba a trabajar a un taller. Los dos vivíamos en la avenida Quintana Roo, pero él hasta la altura de la calle Hermosillo y yo entre la calle 3 y 4. Ahí era donde nos ‘echábamos el ojito’”, compartió María de Jesús mientras Jorge recreó aquellos encuentros que tenían durante las tardes, cuando invitaba a salir a quien sería novia.
“Había un lugar que era la nevería ‘Bambi’, donde yo la esperaba para cuando ella saliera de misa los domingos. Comíamos una nieve o un raspado y luego siempre nos íbamos a pie desde la iglesia Inmaculada Concepción hasta la avenida Quintana Roo y calle 3”.
“De repente, un día de esos, Jorge me dijo: ‘Entonces, ¿qué?’ Y yo le cuestioné pues de qué hablaba y torciéndose todo de la pena, que ni se le entendía, me preguntó que si quería ser su novia y yo le dije que lo iba a pensar, que luego le decía, aunque nada más pasaron dos semanas para ‘consultarlo con la almohada’. Acepté, poco antes de agosto”, narró María de Jesús y destacó que serían casi 3 años después que empezaría en ellos las ganas de vivir juntos en matrimonio.
“Íbamos a huir, ya estaba con zapatos puestos y bien cambiada. Entonces, me recosté un rato para que pensaran que me iba a dormir, pero sí me quedé dormida y me desperté al siguiente día, mientras Jorge me esperaba afuera”, recordó y externó que después de eso optarían por contraer matrimonio ante la ley y un altar, aunque en ese momento compartieron que no tenían dinero para llevarlo a cabo, por lo que ella solo pediría una humilde casita donde vivir en pareja. Sin embargo, lograron apadrinarse para realizar su boda.
Si no están seguros del amor que sienten por la pareja, mejor ni se casen, porque hay muchos que se juntan y si no funciona pues se separan
Jorge Hernández Zavala
SUPERAN RETOS DE LA MANO DE DIOS
Respecto a sus experiencias como familia, María de Jesús comentó que al principio era difícil congeniar en gustos o actividades, pero con el diálogo en pareja han sabido salir adelante.
“Se dice fácil que llevamos 47 años, pero no lo es. No crean que nunca discute uno, pero es diferente pelear ofendiéndose que discutir para llegar a un acuerdo (…). Algunos matrimonios de hoy en día no lo entienden. Nosotros hemos tenido años llenos de amor, y de perdón”, indicó y expresó que las cosas van mejor poniendo a Dios en medio de ellos.
Por su parte, Jorge compartió que cuando recibió la noticia que su esposa padecía cáncer, por un ganglio drenado en su cuerpo, fue muy duro, pues lo asoció directamente con una inminente muerte. Sin embargo, ella decidió darle batalla, atendiéndose con quimioterapias por más de 11 años en el IMSS.
“Puedo dar gracias a Dios que ella está aquí conmigo todavía. Sé que Él nos ama y por eso nos ha permitido salir adelante. Sé que nuestro amor no ha decaído nada”.
“La fe mueve montañas y la esperanza muere a lo último”, enunció María de Jesús y recomendó a los nuevos matrimonios a no ser tan egoístas.
“Tuvimos a Dios de testigo. Nos prometimos ser fieles en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza todos los días hasta que la muerte nos separe. No queremos, pero sabemos que algún día va a pasar. Yo les digo que luchen por su matrimonio, sí se puede durar muchos años teniendo en cuenta que si eres feliz vas a compartir tu felicidad con el otro”, citando la Biblia, en la primera carta de Corintios 13: “El amor todo lo puede y todo lo soporta. Todo pasará, menos el amor. El amor es comprensivo, servicial, no tiene envidias, no se infla, no aparenta, perdona todo y lo cree todo”.
Para finalizar, Jorge aconsejó a los jóvenes y personas que quieran iniciar una vida en matrimonio sin amor.
“Si no están seguros del amor que sienten por la pareja, mejor ni se casen, porque hay muchos que se juntan y si no funciona pues se separan. Ese pensamiento no va, porque para calar apenas las sandías. Dando uno el paso, si está seguro de amar a la mujer, entonces se puede hacer y tratar de conservarlo, porque el matrimonio no es para un mes. El ‘sí’ que da uno ante Dios es para toda la vida, hasta que la muerte nos separe”.