Aunque cientos de migrantes se encuentran en las listas de espera para poder ingresar a Estados Unidos por la vía legal, muchos de ellos pierden la paciencia y se dedican a buscar otras alternativas, como cruzar el muro fronterizo mediante el apoyo de los denominados “coyotes”, adentrándose a una serie de peripecias por el desierto.
Así lo contó Isabella “N”, de 29 años, quien llegó a este municipio para ingresar a dicha lista. “La mayoría de los que han cruzado han estado en la lista de espera. Yo me imagino que todos nos desesperamos, pero los que se cruzan son quienes no tienen hijos, o de plano no les importa nada.”
“Miré en las noticias que subirá como más de cinco metros. Si se supone que están dando el asilo político, yo no brincaría el muro. Hay quienes se desesperan y se les hace fácil hacerlo. Hace unos días vino una mujer de Guatemala, con sus niños, y la señora ya iba a brincarse del otro lado, pero pasó que se cayó desde arriba del muro, cargando a su bebé. Sin embargo, la señora cayó de sentón y el niño le cayó arriba.”
“Hace poco me platicó una amiga que sí logró cruzar y que ya está adentro, que ingresó con varias personas por el desierto y me dijo que era algo muy triste, pues hubo muchas personas que se quedaron atrás, que no pudieron terminar el viaje. Ahí, aunque vayas acompañado, si alguien se queda nadie se va a detener a ayudar, cada quien se la tiene que `rifar´ como pueda. Te moriste, y ahí quedaste, hasta que apestan los van encontrando. Yo no he intentado de esa manera por mis hijos, porque tengo más que perder. Yo no voy a arriesgar la vida de mis hijos, nomás por ir allá adentro. Yo espero mi turno.” Destacando que, según lo que le han contado, el calor es insoportable y que el problema de agrava cuando se terminan las dotaciones de agua y comida, pues son varios días los que se viven en el desierto. “Uno va con lo que tiene, y como puede uno.”
“Yo les diría a los padres y madres de familia que no se arriesguen nada más por cumplir un sueño. Dios es grande y de una manera u otra se va a resolver un problema, pero nunca arriesgando la vida de los hijos. Uno nunca sabe si va a sobrevivir, y qué pasaría entonces con los niños. Yo no me perdonaría nunca eso por querer dar un paso que no es. Es algo difícil, pero les recomiendo que le echen ganas, sin arriesgar la vida de los niños. Es todo lo que tenemos ahora, y Dios algún día nos los va a quitar, pero nosotros no tenemos que hacer que mueran por algo así.”
CRUZÓ ILEGALMENTE
La entrevistada compartió que emprendió su travesía con sus tres hijos porque sufría violencia doméstica, y que anteriormente había intentado cruzar por el muro fronterizo en el municipio de Mexicali. “El que era mi pareja me hizo sufrir mucho. Él usaba drogas y a una la tenían encerrada. (…) Desde una ocasión en que uno de mis hijos fue también golpeado, tomé la decisión de venir para acá y buscar cruzar para arreglar nuestra situación. Yo había recibido amenazas de muerte. Una vez hace cuatro años yo intenté cruzarme ilegalmente por el muro, pero sin mis hijos, ellos estaban de este lado. Lo hice, me brinqué una cerca de tubos gruesos de metal, y una vez arriba los muchachos me aflojaron la cuerda para poder bajar poco a poco, pero a unos cuantos metros estaba migración viéndome. No tuve oportunidad de correr hacia Calexico, que era a donde me dijeron los coyotes que me dirigiera.”
La recomendación es la de intentar ingresar mediante las vías legales, y esperar el turno que les fue designado para entrar al país vecino; los peligros del desierto son mortales, según testimonios.