Lo que para muchos es simplemente una fecha para pedir dulces o disfrazarse, Halloween es toda una tradición para la familia conformada por Guillermo Álvarez y Biby Nolasco, ya que cada año hay una serie de actividades que realizan para sorprender a niños y adultos con su “casa del terror”, la cual preparan desde hace 15 años.
Ubicada sobre el callejón Sinaloa, a la altura de la calle 18, el inmueble se ha convertido en un referente de dicha festividad, pues desde el 2005 han buscado reinventarse, decorando con cada vez más monstruos, luces, telarañas, brujas y calaveras, pues es algo que les apasiona y esperan siga siendo un lugar que marque tendencia en la cultura urbana de San Luis Río Colorado.
“Esto se volvió una tradición. La primera vez recuerdo que compramos muchas cositas en el Waldos a 20 pesos, pero ahí como que empezó a crecer `la semilla´ y poco a poco fuimos invirtiendo más; a veces hasta compramos una sola decoración a 200 dólares”, dijo Guillermo y subrayó que esto es como Navidad para ellos, además de que no solo es la decoración sino la experiencia en torno a la sorpresa que causa su esfuerzo.
Agregó que él ama esta fecha desde que su papá lo llevaba a pedir `dulce o truco´ en Mexicali y que es algo que ya hace con sus dos hijos, recorriendo las calles de esta ciudad fronteriza con una bolsa negra, “de esas para la basura”, que buscaban llenar.
DARÁN DULCES POR DRIVE-THRU
Sin embargo, siente tristeza al saber que este año no podrá hacerse de esta manera, aunque la pandemia no parece ser un pretexto para dejar a un lado este evento. Al contrario, él y su esposa se encuentran en la planeación de la repartición de dulces para este 31 de octubre, bajo la nueva normalidad, con todas las medidas sanitarias posibles para que los pequeños sanluisinos tengan un día “de brujas” divertido y gratuito.
“Tenemos preparadas más de 1 mil 200 bolsas de dulces desinfectados para entregar, más ocho kilos de variedad suelta. Queremos que pasen por ellos desde su carro y el único requisito es que tengan su cubrebocas bien puesto”, dijo, destacando que tan solo el año pasado contaron más de mil niños que hicieron fila en su casa no solo para recibir dulces, sino para vivir la experiencia del “pasillo del terror”, en donde a través de un recorrido eran sorprendidos por payasos con motosierras (de utilería), gritos, música y muñecos con rostros desfigurados, que figuraban estar empapados de sangre.
“Han venido niños desde un año y jóvenes desde 20 o más. Aunque siempre les advertíamos que podía ser una experiencia muy fuerte para los más pequeños”, comentó.
Por su parte, Biby dijo que, debido al formato, lo único que esperan de los asistentes de este año es que no aceleren su carro, que no se espanten, para no poner en peligro la vida de los voluntarios que participan disfrazándose, aportando a la experiencia que iniciará a las 07:00 de la noche.
“Es para que vengan y pasen un momento agradable, con sana distancia y gel antibacterial. Estamos adecuándonos para esto, por lo que sentimos tanto amor. Vengan con cubrebocas, es lo único que les pedimos”.