En el edificio donde funcionan las escuelas primarias Ignacio Zaragoza y Nicolás Bravo, desde 2006 no se utiliza la cancha deportiva por el pésimo estado que presenta y aunque directivos y profesores han solicitado apoyo a las autoridades educativas, no se ha atendido la petición.
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En este par de planteles educativos no se reanudaron las clases presenciales este 30 de agosto por problemas con la electricidad, pero aunado a eso, la cancha de básquetbol que funcionaba también como explanada cívica tiene 15 años fuera de operaciones debido a que fuertes vientos derribaron la malla-sombra y con el paso del tiempo han aparecido grietas en el piso de cemento.
Cuando surgió el desprendimiento de la malla-sombra que protegía esta área del sol para reuniones escolares y actividades deportivas, se hizo la petición mediante oficios a la Secretaría de Educación y Cultura (SEC), pero hasta la fecha no han reparado los daños, informó Daniela Campos, profesora de la materia de educación física.
“Desde hace mucho tiempo no tenemos ceremonias en la cancha ni podemos dar la clase de educación física. Tengo que andar buscando una sombra debajo de los árboles para atender a mis alumnos”, señaló.
Además de instalar una nueva malla-sombra, se requiere rehabilitar el piso de la cancha y reforzar los tubos que sostienen las canastas para jugar basquetbol pues están a punto de derrumbarse y eso podría ocasionar un accidente de fatales consecuencias al caer sobre alguna persona.
Por su parte, la profesora Raquel Valenzuela Arce, indicó que esta escuela necesita apoyo de las autoridades educativas para poder tener instalaciones dignas para recibir a los alumnos en clases presenciales.
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“Nos han dicho en la SEC que, por la magnitud de la obra, del presupuesto que se requiere para hacerla, no se ha llevado a cabo pues no hay recursos. Además, el ciclo escolar anterior enviamos solicitud al presidente municipal, anexamos fotografías de la cancha, y quedó de darnos una cita para venir a ver las instalaciones, pero no se ha concretado. Seguimos en espera de que alguna autoridad voltee a ver nuestra escuela”, concluyó Raquel Valenzuela.