Buscando salir de la situación de política y social de su natal Honduras, Carlos Alfredo Aguilar decidió emprender un viaje tras el “Sueño americano”, sin saber la experiencia de vida que sufriría en el trayecto.
De 37 años de edad, entró a México por Chiapas para buscar el tren de carga conocido como “la bestia”, al permanecer tres días en un motín, tuvo la oportunidad de alcanzarlo en movimiento, como cientos de migrantes centroamericanos lo hacen.
“Cómo puede uno se cuelga del tren andando, hasta que está arriba y ahí empieza uno el viaje, con muchos otros migrantes, familias completas, niños solos, todos con un mismo fin: llegar a Tijuana para intentar cruzar a Estados Unidos”, contó.
A las primeras horas comenzó el primer saqueo en una de las paradas del tren, “los garroteros nos quitaron el poco dinero que traíamos, la comida y el agua”, literalmente se quedaron con lo que llevaban puesto.
Al atravesar Veracruz, una nueva ola de migrantes se trepó al tren, esa vez se trató de personas que buscaban delinquir con quienes ya iban en “la bestia”, quienes al ver que ya no tenían nada en la bolsa, a golpes y empujones optaron por bajar a algunos del tren en movimiento, según narró Carlos Alfredo Aguilar.
“Me tocó ver a familias separarse o personas que desistieron y se quedaron en el camino por la inseguridad de viajar en el tren, por el hambre o por la incertidumbre”, dijo.
En la mayoría de las paradas del tren, a decir el migrante hondureño, los pasajeros eran amedrentados y golpeados por los llamados “garroteros”, o por las mismas autoridades policíacas, por lo que tenían que bajarse antes de que “la bestia” parara para esconderse.
Llegando al Norte de México, según la experiencia de Carlos Alfredo Aguilar, el viaje se volvió más seguro, aunque existieron factores como el cansancio físico, enfermedades y el hambre que hicieron desistir a los migrantes.
“El que se queda dormido se cae, ahí tienes que aprender a estar atento”, compartió, a destacar que de un grupo grande migrantes que iniciaron el viaje sobre el tren, solo pocos llegaron hasta las ciudades frontera.
Busca incorporarse a caravana.
El joven Carlos Alfredo Aguilar llegó a San Luis Río Colorado el pasado sábado, al separarse del tren por temas de salud, por lo que pasa sus días en la zona centro de la ciudad, atento al paso de la caravana migrante para pedir acompañarlos, así llegar a Tijuana y solicitar la visa humanitaria.
De no tratarse de un trámite fácil de iniciar, no descarta la posibilidad de permanecer en México, por lo que dijo que comenzaría emplearse en Tijuana.
“En una ocasión tuve que esconderme en un río, para que los garroteros no me hicieran nada, desde allí estuve al pendiente de que el tren volviera a arrancar para correr y subirme”, narró.