Sol Ángel Ovalle Armenta, es una madre de 3 niños, que descubrió su gusto y facilidad por el comercio cuando tenía 8 años, pues a esa edad le empezó a ayudar a su mamá con la venta de verduras en la vía pública y a la fecha sigue dedicada a esta actividad, ahora apoyando a su esposo en un negocio propio de artesanías mexicanas.
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La joven Sol Ovalle contó que nació en Los Mochis, Sinaloa, pero cuando era niña llegó a San Luis Río Colorado de la mano de su madre y aquí se quedaron a residir. Dedicándose en un principio a la venta de verduras como nopales, cilantro, tomates y chiles. “Desde que estaba en la primaria empecé a ayudar a mi mamá a vender en la calle. Vendíamos verduras. A mí nunca me dio vergüenza vender, al contrario, las ventas es algo que me gusta mucho”.
Comentó que, en algún momento de su vida, deseó ser enfermera, por lo que ingresó a la carrera de enfermería en el Conalep, pero no terminó sus estudios. “Me quedé en quinto semestre, ya no terminé la prepa. Me puse a trabajar y en ese tiempo conocí a mi esposo. Luego tuve a mi primer hijo. Tengo tres niños, uno de 5 años, otro de 1 año y el bebé de 6 meses”.
Sol Ángel Ovalle dijo que su esposo, Giovanny Dionisio Salvador, tiene un negocio propio de venta de artesanías mexicanas que en 1996 emprendieron sus suegros, los señores Alfredo y María Juana quienes ese mismo año arribaron a esta frontera procedentes de Toluca, Estado de México, en busca de mejores oportunidades.
“Mis suegros vinieron con la idea de probar suerte. Mi esposo me cuenta que cuando mis suegros salieron de Toluca traían alcancías para vender. Las venían vendiendo de pueblo en pueblo y aquí en San Luis les fue bien y aquí se quedaron. Hasta la fecha siguen aquí. Ahora ya venden más cosas”.
ES NEGOCIO FAMILIAR
Sol Ángel confesó que tener su propio negocio le permite trabajar y atender a sus hijos e indicó: “cuando el más grandecito no va a la escuela aquí lo tengo conmigo; al igual que a los dos más chiquitos. Eso es lo siempre quise, atender a mis hijos. No me gustaría tener un trabajo donde no me pueda hacer cargo de ellos”.
En el negocio que atiende al lado de su esposo, Sol Ángel se dedica, entre otras cosas, a pintar las alcancías que ellos mismos fabrican. “Cuando pinto me relajo. Me distraigo. Les
pongo los colores que cada personaje o figura llevan, pero otras veces las pinto con colores que no tienen nada que ver, que surgen de mi creatividad y quedan bonitas”.
Comentó, además, que cada verano viaja con su esposo a diversas comunidades del Estado de México para traer mercancía y prepararse para septiembre y diciembre, que son los meses de mayores ventas.
“Este negocio es familiar, mis suegros lo iniciaron. Ellos venden en un puesto de la avenida Madero y Siete y también tenemos puntos de venta afuera de algunos supermercados y un local en la linea. Se puede decir que es un negocio familiar.”.