La labor que realiza la Casa del Migrante “Divina Providencia” no es tarea sencilla, a diario se sirven hasta 175 platos de alimento, entre desayuno, comida y cena para quienes fueron deportados, indigentes así como personas que esperan su turno para solicitar una visa humanitaria en Estados Unidos.
Cuando en los hogares de cuatro integrantes (padre, madre y dos hijos) una cartera de huevo puede abastecer durante una semana, en el hogar se guisan a diario ocho (240 piezas).
Las cocineras, algunas de ellas migrantes cubanas, están en pie desde las 6:00 horas para tener listo el desayuno a las 7:00 horas, además de los blanquillos también preparan ocho kilos de frijol, igual número de arroz, 15 litros de café y se sirven 25 litros de leche, los alimentos se comen acompañados de 30 kilos de tortillas.
Ese volumen de comida es donada por comerciantes locales y benefactores, la gran mayoría prefiere el anonimato, pues saben que dicha labor es una acción 100% social, comentó Martín Salgado Ames, presidente del patronato de la Casa del Migrante.
“Tenemos benefactores que cada semana nos hacen llegar ayuda muy importante; Huevo, arroz, frijol, papas, leche, una empresa local nos dona alimento precocido, con eso nos damos abasto para atender las necesidades de quienes a diario vienen a comer con nosotros”, comentó.
Salgado Ames dijo que luego de quedarse a cargo de la lista de espera para atención de las autoridades de Migración de Estados Unidos, tomaron la decisión de tener tres días antes de la cita a quienes siguen en el turno, eso significa que en las instalaciones están al menos 30 personas de forma fija.
Además de ese grupo de extranjeros también están quienes fueron deportados, el hogar es también refugio emergente ante condiciones climatológicas extremas, por lo cual deben dejar espacio para la atención de personas en diversas condiciones.
Expresó que muchos indigentes aprovechan “la recta” y acuden a desayunar; “aunque nuestra esencia son los deportados, un alimento no se le niega a nadie”, finalizó.