La primera corporación de bomberos que existió en esta ciudad fue el Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Luis Río Colorado, el cual el pasado 17 de abril cumplieron 70 años de fundación.
En 1953 ante la necesidad de contar en esta ciudad con un cuerpo de bomberos, un grupo de ciudadanos se dieron a la tarea de iniciarlo, poniendo dinero propio para empezar funciones, pues en ese momento ya se notaba un crecimiento constante de la población.
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El Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Luis Río Colorado se fundó el 17 de abril de 1953, bajo la iniciativa del profesor Humberto Ochoa Martínez con la participación de otros ciudadanos.
Para planear lo relacionado a la integración de la corporación, los varones se reunieron en uno de los salones de la vieja escuela secundaria que ocupaba un edificio ubicado en la calle Segunda y avenida Juárez, atendiendo la invitación del profesor Ochoa para discutir la posibilidad de formar el cuerpo de bomberos voluntarios.
El profesor Ochoa ya había platicado de este asunto con algunos de ellos entre los que destacan el profesor Francisco del Valle Rendón, Idelfonso Acedo Navarro y otros entusiastas sanluisinos a quienes les pareció buena la idea y en ese momento establecieron el pacto de dar vida al primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Luis.
El mismo día de la reunión se eligió a quien cumpliría el papel de primer comandante, recayendo el cargo en María Cañez Badilla; mientras que el segundo comandante fue Lauro Quiroz y como tesorero-secretario fungió Alfonso Jaime Hernández.
El señor Jaime Ortega, quien fue uno de los fundadores del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de San Luis, recordó que cuando esta corporación inició, el cuartel operativo de localizaba en la avenida Juárez y calle Segunda, bajo una ramada improvisada en donde sus miembros permanecían atentos a los llamados de la población, a los cuales acudían en sus propios autos o de “raite” en taxis.
Jaime Ortega, quien se incorporó a Bomberos Voluntarios en l953, cuando tenía 17 años de edad, externó que para combatir el fuego llenaban de agua los baldes de aluminio y para hacer otras labores de rescate usaban hachas elaboradas por ellos mismos.
“En ese tiempo no había teléfono. Nos enterábamos de los incendios porque mirábamos el humo o porque los taxistas venían y nos avisaban a la estación, incluso, hasta ellos mismos nos daban raite”, platicó.
PRIMERA MÁQUINA EXTINTORA
Fue en 1955, durante la administración municipal de Eulogio Medina Hoyos, que se destinó un terreno para la corporación, donde ahora se ubica el Palacio Municipal. Sin embargo, meses después se mudaron al callejón Juárez y la calle Quinta donde hasta la fecha permanece la estación central, ya que también funcionan otras en la avenida Obregón y calle 40 y en el poblado Luis B. Sánchez.
Jaime Ortega contó que en el transcurso de los años fueron adquiriendo herramientas y equipo, y gracias a que el señor Andrés Hernández quien era administrador de la Aduana Mexicana en esta ciudad, fungió como aval en el banco, se adquirió un préstamo económico para comprar la primera máquina extintora de fuego de la marca GMC, modelo 1953, que costó 10 mil dólares. Monto que fue posible pagar con actividades organizadas por los bomberos.
Dicha unidad extintora recorrió varias calles para que la población se enterara que ya se contaba con un vehículo de este tipo para apagar los incendios que se registraban no solo en esta ciudad sino en el valle y localidades aledañas como la zona rural de Mexicali y en los municipios de Gadsden y Somerton, Arizona.
Actualmente esta unidad permanece en exhibición en la estación de Bomberos Voluntarios del callejón Juárez y calle Quinta.