De manera exitosa, miles de ejemplares del pez pejerrey, especie endémica del Golfo de Santa Clara, emergieron del mar para llevar a cabo su ciclo de reproducción en las costas del poblado pesquero, dejando sus huevecillos enterrados en la arena para luego volver al agua.
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De este fenómeno natural, Alejandra Calvo Fonseca, coordinadora de monitoreo biológico de Pronatura del Noroeste, mencionó tuvo una mayor presencia este año debido a las medidas implementadas por las autoridades del sector Salud para evitar la propagación del Covid-19, teniendo como efecto la nula presencia de turistas en el sitio.
El pejerrey, mencionó, es endémico del delta del Golfo de Santa Clara, se ha trabajado conjunto con varias organizaciones de conservación en México para establecer un esquema de protección a este.
Tenemos que buscar una manera para poder convivir sanamente con esas especies; la basura y el ruido les afectan, hay un lado positivo en la contingenciaALEJANDRA CALVO FONSECA MONITOREO BIOLÓGICO
Según estudios de Pronatura Noroeste, este pez mide entre 15 y 25 centímetros de longitud y sale del agua a la orilla del mar, enterrándose las hembras para depositar sus huevos en la arena, mientras que el macho de enrolla en estas para fecundarlos.
A su vez, Calvo Fonseca agregó que “esta zona es de suma importancia para este pez, porque es donde desova en temporada de Semana Santa”.
No obstante, hizo hincapié en que, históricamente, es en estas fechas cuando el pejerrey se ve frustrado por la actividad humana, implicando siempre un impacto negativo en su proceso de reproducción.
“Las consecuencias también se observan en especies de aves como el playerito blanco o el playero rojizo, quienes se alimentan de los huevecillos del pez cuando va a desovar”.
A manera de reflexión, Alejandra compartió que “ha sido gracias a la contingencia que algunas especies han tenido un respiro”.