Continúa la tendencia a la baja en el tamaño de la curvina en el Golfo de Santa Clara, para obtener una pesca “saludable” la talla más pequeña debe ser de 65 centímetros, pero en estas últimas dos mareas de la actual temporada existe un promedio de 62 centímetros.
Martha Román Rodríguez, secretaria del Grupo Técnico de Curvina, comentó que los resultados de captura son bajos, ayer inició la tercera marea con lo cual continuará el monitoreo de los organismos.
Junto con la reducción del tamaño también hay otro signo de alarma, la captura por unidad de esfuerzo (una panga en un viaje), en otras temporadas había captura de 2 mil kilos y en esta última marea fue de 300 a 500 kilogramos en promedio.
“Claro que tenemos ejemplaremos más grandes de 62 centímetros como más chicos, igual en el volumen de pesca por panga, pero en ambos casos registramos promedios por debajo de los niveles deseados”, expresó.
Román Rodríguez se negó a atribuir exclusivamente a la pesca los signos de alerta en los organismos, factores como el cambio climático y el medio ambiente pueden afectar.
“Vamos a seguir el estudio científico de los organismos, creo que lo más grave es el efecto socioambiental que se vive en el Alto Golfo que afecta el manejo de la especie, nosotros como grupo lo único que buscamos es preservar el buen aprovechamiento de la curvina”, finalizó.