Para Miguel Padilla Lugo vivir una pandemia no es tarea fácil, especialmente, porque debe enfrentarse a diario con el Covid-19 dentro de su trabajo como socorrista de la Cruz Roja Mexicana, a donde ingresó hace 11 años.
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Miedo, desesperación, incertidumbre y estrés son los sentimientos y emociones que invaden, en estos momentos, a Miguel Padilla quien, al tomar la decisión de pertenecer a esta institución, cuando tenía 13 años de edad, no se imaginó que se enfrentaría a una pandemia.
Desde finales de marzo, los socorristas de la Cruz Roja Mexicana empezaron a atender a personas con sospechas de Covid-19 y casos confirmados, viéndose obligados a portar equipo de protección como overoles, cubrebocas, guantes, caretas, cubre-calzados y otros.
Padilla Lugo resaltó que al momento de salir de la base operativa a atender los llamados de emergencia de pacientes con síntomas de Covid-19 y casos confirmados que sufren complicaciones de salud, se colocan el traje especial para trasladarlos al hospital.
Sin embargo, lamentó que, en ocasiones, los familiares ocultan información sobre el estado de salud que presenta el enfermo y no informan a los socorristas que tiene sintomatología del coronavirus y eso pone en riesgo al personal de la benemérita institución.
También, Miguel Padilla refirió que, algunas veces, a la hora de llegar a los hospitales, deben esperan afuera con el paciente en la ambulancia porque no hay lugares y esa situación, dijo, es sumamente complicada para ellos como socorristas.
“Este tiempo ha sido de mucho trabajo para nosotros dentro de Cruz Roja. Se ha incrementado. Es agotador, pero a pesar de eso, lo hacemos bien porque esto es lo que nos gusta”, externó.
Lo más preocupante para Miguel Padilla Lugo es contraer el virus y contagiar a sus familiares. “Ese es mi mayor temor, llevar el virus a casa y afectar a mi familia”.