Tras 15 años de proveer sustento a su familia y cubrir sus necesidades personales, así como enfrentarse a los retos de inseguridad que conlleva ser chofer del transporte público en esta ciudad fronteriza, Enrique Lomelí Cárdenas visualiza como indefinido el tiempo que habrá de seguir con las medidas sanitarias, buscando aceptar junto a sus compañeros de oficio la llamada “nueva realidad”.
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El también secretario general de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) “Ruiz Cortines”, al que pertenecen alrededor de 900 taxistas y 350 unidades de alquiler, indicó que, a raíz de las indicaciones recibidas por parte de la secretaría de Salud de Sonora, han tenido un ligero aumento en el servicio, además de que se ha reincorporado el 90% del personal que se encontraba en resguardo por vulnerabilidad a contagios, a diferencia de marzo y abril que solo trabajaba el 40%.
“Gracias a Dios me ha ido bien y le he ido bien a familia, les he dado estudios; aunque esta es una situación fuera de lo normal. Tratamos de tomar todas las precauciones para seguir, proteger al usuario y, sobre todo, a mi familia”.
Hasta el momento, la economía ha sido un problema, pues poco a poco va tomando presencia el servicio de transporte, aunque de un promedio de 50 pasajeros atendidos en un lapso de 10 horas previo a la pandemia, hoy en día logra difícilmente un promedio de 25 con horario extendido, aunado a que están obligados a mantener un 50% de ocupación en cada vehículo, o sea, solo dos pasajeros por viaje.
“Estamos listos para la nueva normalidad, queremos que los clientes estén tranquilos por todo lo que estamos haciendo para ellos”.