Se prepara el Tercer Gran Concierto “Cantares Marianos” organizado por el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en el cual se contará con la participación de 14 coros de la ciudad.
Las organizadoras del concierto, Beatriz Aguilar García, Loly Hernández y Diana Quintana, informaron que el Concierto “Cantares Marianos” se llevará a cabo el viernes 6 de diciembre a partir de las 7:00 de la tarde en las instalaciones del templo ubicado en la avenida Madero y calle 10.
Se contará con la presencia del párroco del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, padre Jean Paul Valenzuela. Se invita a la sociedad sanluisina a asistir y disfrutar de las bonitas voces de los integrantes de los coros participantes.
Entre los coros que se presentarán destacan los que pertenecen a la Parroquia Cristo Rey: coro Cristo Rey, Coro Ángeles de Cristo Rey; Parroquia Inmaculada: Coro de Niños Mater Dei; Parroquia de San José Obrero: Coro María y José, Coro San José y Coro Emaus y de la Parroquia Santa Eduviges: se unirán varios coros en uno solo.
También participarán de la Rectoría Santa Cruz: Alma Misionera; Rectoría María Reina de la Paz: Coro Vilaseca; Rectoría Sagrado Corazón de Jesús: Reencuentro; del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe: Coro Rosa Mística y Coro Emmanuel; Parroquia de Fátima: Coro Familia y del Movimiento Familiar Cristiano (jóvenes), el coro Nazareno.
Esta actividad se realizará en el marco del Día de Nuestra Señora de Guadalupe que se celebra el 12 de diciembre. De acuerdo a lo indicado en el portal digital: aciprensa, la Virgen de Guadalupe es considerada un baluarte de la identidad católica de América, por lo que ha trascendido las fronteras del mundo hispánico para colocarse en el centro mismo de lo que San Juan Pablo II llamó “Nueva Evangelización”.
La devoción a la Virgen de Guadalupe tiene su origen en las apariciones de Nuestra Señora acontecidas entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 en las faldas del cerro del Tepeyac, ubicado al norte de la Ciudad de México.
Milagrosamente la imagen de la Virgen aparecida quedó impresa en el manto de un indígena chichimeca de nombre Juan Diego, quien llegaría después a los altares. Esa imagen se conserva hasta hoy en la basílica construida en honor a la Virgen en el lugar donde apareció.