Leonor Medina y Rivera del Castillo, nacida en el entonces Distrito Federal en 1918 (ahora Ciudad de México), cumplió la edad de 105 años; rodeada por su familia y amigas a las que considera hermanas, celebró el haber llegado hasta este 2023.
Maestra de profesión desde los 18 años, inició su carrera de manera empírica, según lo que cuenta, ubicando su inicio en la carrera de la docencia en el año de 1936; sin embargo fue años más adelante, aprovechando la oportunidad brindada por el presidente de la República, Adolfo López Mateos, que se profesionalizó y pudo titularse.
“Desde los 18 años empecé a ser maestra, claro que era maestra empírica, pero ya después con el licenciado López Mateos, presidente, nos dio la oportunidad de estudiar bien y recibirnos de maestra ya bien titulados”.
En su trayectoria como maestra, fundó al menos 39 jardines en San Luis Río Colorado, 13 en Puerto Peñasco, siete en Sonoyta y dos en Caborca y explica que en estos dos últimos municipios, fueron pocos los que fundó porque le quedaban más lejos.
“Cuando yo llegué aquí nada más estaba el Jardín de Niños Cámara Junior y pues a partir de entonces empecé a fundar jardines y al separarme les dejé 39 jardines, yo abarcaba mi nombramiento abarcaba Puerto Peñasco, Sonoyta y Caborca, yo hacía ese recorrido para fundar jardines y en todos fundé”.
Este resumen de la trayectoria de la maestra Leonor, es breve, ya que es solo lo que dejó en la región noroeste de Sonora, durante su trabajo en la docencia por 23 años, desde que llegó a San Luis Río Colorado en 1978 y hasta que se jubiló a los 83 años de edad en 2001.
Pero seguramente hay más, ya que al llegar a San Luis Río Colorado, la maestra Leonor ya contaba con 42 años de experiencia al frente de grupos de alumnos en varios planteles educativos; en estos primeros 42 años de docencia recorrió estados, como San Luis Potosí, Veracruz, en donde recordó que vivió varios años y Tamaulipas.
A sus 105 invoca, como buena maestra, a que los hijos e hijas de México, sean personas que antes de dedicarse a alguna profesión, tengan vocación para realizar su trabajo sin esfuerzo, que sea un mexicano o mexicana, que ame a su país y que haga las cosas por amor a su patria, a su pueblo y a sus raíces, con esa filosofía de vida, Leonor, logró que niños y niñas que no pertenecían a un aula pudieran entrar a estudiar, a dibujar y a jugar, plasmando seguramente en ellos recuerdos bonitos y dignificando un parte de su infancia.
“A donde me mandaban me gustaba, luego, luego me adaptaba, me gusta ver a la gente que es trabajadora, la gente que le gusta ayudar, muy altruista, eso es lo que me gusta de las personas cuando voy de un pueblo a otro, y me encanta ver a los niños que más o menos estén protegidos si no pertenecen a un jardín de niños, pues procurar la entrada a los jardines”.
Entre las recomendaciones que Leonor regala a todas las personas, para llegar con mente y cuerpo sanos a una edad tan poco común como es la de 105 años, están no tomar, no fumar, llevar una vida tranquila de menos “pachangas”, tener amigos que puedas ver como hermanos y saber escoger al compañero o compañera de vida.
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“Fiestas de vez en cuando, pero no de obligación de todos los viernes irme a pasear, tener un esposo como el que yo tuve, muy tranquilo, saber escoger el compañero de tu vida, conservando el compañero de tu vida, ya la hiciste, si la hiciste buena, que la educación de tus hijos sea compartido no que el papá diga una cosa y la mamá otra, no, que los dos vayan de acuerdo para formar a sus muchachos responsables amorosos, que quieran a su país, pero bien querido, no por intereses monetarios”.
Leonor dice que de toda su vida, la mejor experiencia y el mayor orgullo ha sido formar a lado de su esposo, a sus cinco hijos y verlos convertirse en personas profesionistas que no le dieron, nunca, un problema.
“La experiencia mejor, es ver a mis hijos bien formados, todos profesionales, que no han tenido problema, nunca me dieron problema, mis dos hijas son maestras, un hijo médico, otro maestro y el último psicólogo, ese es mi orgullo ver a todos mi hijos bien”.
Agradeció la reunión que le organizaron para celebrar sus 105 años, en una especie de sociedad, de hermandad, dijo, no de amigas si no de hermandad, ya que comentó que con quienes se reúne se consideran como hermanas, pues comparten buenos momentos pero también las desgracias y se apoyan entre ellos como si llevaran la misma sangre.
“Esto es lo que me gusta de esta reunión que se formó muy bien, me acuerdo una vez que me invitó la primera que me invitó fue la maestra Cruz Lidia y desde entonces me siento feliz, rodeada del cariño y de las atenciones de todas mis compañeras que están aquí, se puede decir como mis hermanas y yo les recomendaría a todas a todos que así sea la vida, véanse siempre como hermanos, no como amigos no como cuates, y verán que así es más fácil”.