En esta ciudad y en el valle de Mexicali funcionan 9 grupos de Alcohólicos Anónimos (AA) en los que están integradas 76 personas, tanto hombres como mujeres, que tienen problemas con su manera de beber y que tienen el deseo de recuperarse de la enfermedad del alcoholismo.
Un miembro de esta agrupación indicó que, durante todo el año, AA recibe a nuevos integrantes, por ello motivó a quienes tienen interés por compartir sus experiencias en torno al alcoholismo a acudir a cualquiera de los domicilios donde se llevan a cabo las sesiones.
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Dijo que, de los 9 grupos de AA en mención, 7 están en San Luis Río Colorado y 2 en el valle de Mexicali. Éstos tienen como finalidad primordial apoyar a los alcohólicos a mantenerse sobrios a través de su programa de recuperación “Doce pasos, doce tradiciones, doce conceptos”.
En esta ciudad, las ubicaciones de AA son: Grupo Renacimiento, de avenida Madero y calle Morelos; Grupo Paso 12, de avenida Revolución (entre calles Quinta y Sexta); Grupo Paz y Vida, de avenida Kino (entre calles 31 y 32); Grupo Fortaleza y Esperanza que se localiza en avenida Tuxpan (entre calles 36 y 37); Grupo El Mar, de avenida Tlaxcala y calle Pesqueira; Grupo Acción, de avenida Libertad y calle 20 y, Grupo Una Mano para Ti, que sesiona sobre calle 17 (entre avenidas Coahuila B y Puebla).
Alcohólicos Anónimos es una comunidad de personas que comparten su mutua experiencia,
Cabe mencionar que las personas que creen tener un problema con la bebida pueden asistir a cualquier reunión de Alcohólicos Anónimos. Pueden sentarse, escuchar y aprender más acerca de la recuperación o pueden compartir algo personal.
Sobre el alcoholismo
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el alcoholismo no es un vicio, es una enfermedad que genera deterioro en su salud física y mental.
Se indica que no hay síntomas precisos, pero existen cambios notorios en el comportamiento de la persona en el ámbito laboral y familiar. Quien la padece genera la necesidad de beber alcohol en cualquier momento y sin control, lo que condiciona que realice cualquier actividad a cambio de conseguir alcohol, además de mostrar desinterés por su salud y aspecto físico.
La prevención del alcoholismo debe iniciarse en edades tempranas, con una educación basada en la abstinencia, que debe ser reforzada con el ejemplo en la familia, así como acciones que fomenten la autoestima y habilidades sociales, con el fin de que en el futuro se pueda soportar la presión de grupo y la elección de formas sanas de diversión.