El primer edificio que albergó a las dependencias del gobierno local fue construido en la calle Primera y avenida Obregón, en contraesquina de Correos de México, después de ser declarado municipio en 1939.
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Así lo contó el escritor Ramón Noriega Rascón en su libro “Historias y narraciones del viejo San Luis Río Colorado. Un puente a nuestro pasado”, en el que además señala que en 1920 las oficinas administrativas del comisariado de lo que fue el poblado San Luis que dependía de Caborca estaban en una casa de la calle Cuauhtémoc y avenida Obregón.
Las primeras autoridades del poblado estaban comandadas por los militares, cuando San Luis Río Colorado era un pueblito enclavado en medio de la nada y dependiente de Caborca, lo que consecuentemente lo volvía casi invisible para el gobierno de Sonora y para las jurisdicciones municipales por razones de lejanía y falta de medios de comunicación, destacó.
DE COMISARÍA A MUNICIPIO
Hasta junio de 1939 la máxima autoridad en el poblado fueron los comisarios, nombrados por mandato popular hasta que en la mencionada fecha se otorgó la independencia de Caborca, al aprobar el Congreso del estado su transformación en municipio a San Luis Río Colorado.
El primer presidente municipal fue nombrado por el ciudadano gobernador, recayendo el encargo en el profesor Félix M. Contreras, quien fungió de 1939 a 1941.
Las oficinas del comisario despachaban en una casona debajo de la Mesa Arenosa, por la calle que luego se llamarían calle Cuauhtémoc y avenida Obregón, hasta que al convertirse en municipio las oficinas se trasladaron al nuevo Palacio Administrativo de avenida Obregón y calle Primera.
Entrada la segunda mitad del siglo XX, en 1955, se inauguró el actual Palacio Municipal de la cerrada calle Cuarta, entre avenidas Juárez e Hidalgo, cuando estaba al frente de la presidencia Eulogio Medina Hoyos.
Como complemento, Ramón Noriega externó que la vieja cárcel del comisariado estuvo en un cuarto detrás de la Gasolinera San Luis, por avenida Obregón y calle Segunda, de donde pasó a avenida Juárez y calle Quinta, a fines de los cuarenta o principios de los cincuenta.
Asimismo, el escritor mencionó que el Palacio Municipal de calle Cuarta era un modelo de orden y limpieza y desde ahí atendían y siguen atendiendo la mayoría de las dependencias municipales.