Son 130 personas las que trabajan a diario en el “basurero” municipal, quienes viven de la y entre la basura para llevar el sustento diario a sus hogares, soportando temperaturas climáticas que alcanzan los 50 grados centrados en verano.
Algunos de los pepenadores provienen de familias dedicadas a esta actividad la cual, reconocen, no es tarea fácil, sin embargo, la realizan con gusto porque ha sido su modus vivendi desde hace muchos años.
En la temporada de verano llegan al “basurero” municipal al sentir los primeros rayos del sol, alrededor de las 5:00 horas y se retiran, aproximadamente, a las 15:00 horas; mientras que en invierno se retiran del lugar a las 19:00 horas.
María Isabel Alvarado Huesca, secretaria general del Sindicato Único de Pepenadores, platicó que hace 9 años empezó a trabajar en el tiradero municipal, debido a que las cosas no salieron bien con un negocio de venta de ropa que había emprendido.
“Llegué al basurero a vender comida, después empecé en la pepena. Este trabajo me gusta porque uno es su propio jefe y no hay horario establecido. Eso me permite atender a mis nietos, llevarlos a la escuela y estar al pendiente de ellos. Por eso estoy agusto aquí”, externó.
María Isabel Alvarado reveló que proyecta abrir una cocina en las inmediaciones del tiradero municipal para vender comida caliente, pues tiene necesidad de mayores ingresos económicos para el sostenimiento de su familia.
“Marisa”, como la llaman sus compañeros, contempla acudir en estos días al Centro de Salud Urbano de la Secretaría de Salud de Sonora para solicitar sobres de “Vida Suero Oral” para los pepenadores.