Su experiencia de la vida adquirida tras sortear dificultades le ha dado a Don Ramón la habilidad para reconocer en las imágenes y las letras del periódico una historia que vale la pena ofrecer a la clientela que ya ha logrado en 5 años de dedicarse a voceador de este diario.
Sin haber ido a la escuela, Ramón Gálvez Duarte, de 66 años, dice que se encomienda a Dios y desde que entendió en carne propia que “darle la vida casi toda a la calle” no traía nada bueno, se estableció como voceador y, como contador de historias, tanto las que se leen en el periódico, como la suya, pues celebra haber dejado su adicción a las drogas.
“A los dos meses me dio una embolia, mi tío que siempre me traía, dijo que no podría caminar y así crecí sin poder mover bien la pierna derecha, a lo mejor por eso me di a la calle”, cuenta, “yo la mera verdad fui una sanguijuela, por el pie, por lo que sea, pero aprendí de mis errores y ahora llevo 11 años sin hacer nada malo”.
Desempeñó el oficio de mecánico desde los 12 años, pero se envolvió en el narcomenudeo y en la adicción a la mariguana, y luego de gastar lo mal habido se dio cuenta “que eso no traía nada bueno” y prefirió otro camino.
“Aquí ya tengo clientela (en el punto de la avenida Revolución y calle Cuarta), llegan y miran la portada y si ven que hay algo bueno, pues lo compran, pero si yo veo desde las 5:00 que llego que hay algo de buen ´mitote´ de volada les digo y lo compran, es la que más se vende la TRIBUNA”, comparte.
“Yo solo aprendí a medio leer y contar el dinero, la gente me da a veces propinas, y ahí voy saliendo, no quiero ser rico, para qué, lo mejor es disfrutar de la vida con lo que uno se gana a la buena y si es diciendo lo que ustedes escriben, está bueno”, expresa.
Esta Nochebuena, espera que por haber logrado sembrar la semilla del “buen contador de historias” la gente vaya a su punto y le ayude con la venta del día, que será, por cortesía de TRIBUNA DE SAN LUIS, enteramente para él y sus compañeros.