Ante una persistente ola de violencia e inseguridad hacia la mujer en San Luis Río Colorado, aprovechando su experiencia y conocimiento como campeona de las Artes Marciales Mixtas, Saralí Robles dedica su tiempo a enseñar técnicas de defensa personal a niñas y adultas, con el fin de que puedan tener las herramientas de sobrevivir o escapar de sus agresores.
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“Vivimos en una cultura en la que mujeres son criadas para ser inútiles, para cerrar las piernas y jugar solo cosas de niñas. Etiquetamos todo, qué debe y qué no debe hacer. México tiene muy arraigado el machismo”, compartió la también estudiante de la licenciatura en Criminología del UES y escritora, para luego agregar que parte de sus cátedras son técnicas para poder derribar a cualquier tipo de persona, ya que las mujeres tienen la posibilidad de hacerlo.
“Prevengo la violencia física haciendo sentir segura a cualquier mujer. Si ellas saben desplazarse en la calle y aprenden a utilizar su cuerpo de manera eficiente para correr, cubrirse o golpear tendrán más probabilidades de zafarse de cualquier situación”, dijo y señaló que esto es lamentable, ya que tanto en esta ciudad fronteriza como en todo el país la comunidad femenina debería vivir en paz y con seguridad.
VIOLENCIA EN SLRC
En ese sentido, tan solo durante los últimos dos meses, hasta el cierre del 1 de octubre, según la hemeroteca de TRIBUNA DE SAN LUIS e información brindada por autoridades locales, se ha sabido que al menos cinco mujeres han sido víctimas de asaltos con violencia, con arma de fuego, arma blanca y otros objetos.
Tal fue el caso de una empleada de una conocida boutique de la avenida Carranza y calle 34, quien fue arrastrada dentro del negocio y lesionada por sometimiento el pasado 24 de agosto.
Después, el 12 de septiembre, Irma Yolanda, de 34 años, fue asesinada por un balazo en la cabeza en un hecho de la avenida Oaxaca y calle 42, resultado de una riña de pareja en la que se señala a su esposo Joaquín, de 47 años.
Yo, que soy experta en combate, he sido víctima de acoso e intentos de violación. Ahora, imaginen a una persona que no tiene ese conocimiento. Es tristeSaralí Robles, campeona de artes marciales mixtas
También, el 18 de septiembre, Xiomara, de 20 años, tuvo que lanzarse de un taxi en movimiento debido a que el chofer de la unidad la estaba llevando a un lugar lejano, en dirección opuesta al sitio señalado por ella.
Durante esa misma semana, sobre la avenida Tabasco y calle 26 un hombre intentó robar un vehículo en el que viajaba un grupo de mujeres, armado con un cuchillo y quien tuvo que ser sometido de un balazo por la policía.
A estos casos se suma el suscitado el jueves en la colonia del Bosque, en el Ana Iris, una ama de casa fue víctima de un asalto y a punta de pistola fue despojada de su automóvil, aún dentro de su propia casa y a quien obligaron a ponerse de rodillas con la vista al suelo.
“Yo, que soy experta en combate, he sido víctima de acoso e intentos de violación. Ahora, imaginen a una persona que no tiene ese conocimiento. Es triste”.
TODAS PUEDEN LOGRARLO
Saralí mencionó que tiene poco más de un año que inició a impartir clases de manera oficial; lo que ha sido resultado de su preparación desde los 11 años gracias a su incursión en disciplinas de combate como Kyu Jiu-Jitsu, judo, prácticas militares, boxeo y lucha cuerpo a cuerpo, lo cual combina actualmente con sus conocimientos en criminología.
“Cada golpe, derribe o patada lo relaciono con factores de riesgo y se pueden encontrar posiciones para poder escapar”, compartió y reflexionó que está a favor de que, como ella, las mujeres busquen un trato diferente y equitativo, aunado a que el movimiento feminista debería luchar contra la cultura establecida y no solo contra hombres, pues también hay mujeres malas.
“Tenemos fuerza y capacidades diferentes; hay que atacar el problema con programas de prevención del delito”, dijo y destacó que este 2020 ha instruido a una cantidad que oscila entre 50 y 60 mujeres por mes, algo que le ha apasionado.
“Me siento satisfecha. Pelear era mi pasión, pero ahora que ya no puedo ver de un ojo, no me permiten luchar de manera profesional. Por eso, con las clases siento que puedo aportar algo a la sociedad, sobre todo a las mujeres, de la seguridad que siento para vivir libremente. Hacerles saber que tengo las herramientas para defenderme y que ellas también los puedan tener”.