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Tras vivir por una década el “american dream” Sarahí Elizabeth Sánchez sufrió la pesadilla más grande que todo indocumentado tiene, fue encontrada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos, (ICE, por sus silgas en inglés) y deportada a su país natal.
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En el trayecto de Dallas, Texas, hacía Honduras, jamás imaginó que casi cinco años después estaría en México, justamente en la esquina de Sonora, San Luis Río Colorado, viviendo como residente legal y ayudando a los migrantes quienes como ella ahora buscan llegar a la frontera de Estados Unidos para pedir ayuda humanitaria, la mayoría de ellos huyendo de la violencia y la zozobra que aqueja a los países de Centroamérica.
La historia de Sarahí es especial, debido a que dos parteaguas lograron redireccionar su vida, primero, porque encontró el amor y segundo, porque fue invitada a fundar un hogar para migrantes, espacio donde tiene la oportunidad de ayudar a muchos a sus semejantes.
En la segunda edición del podcast “Tras el sueño americano” vamos a ver como muchos migrantes centroamericanos o de deferentes partes del mundo llegan a la zona norte de México con la única misión de pasar a Estados Unidos, pero la travesía de cruzar el destino los lleva por caminos muy diferentes, es ahí cuando la lucha por el bien o mal llamado “sueño americano” les muestra su verdadera cara.
Sarahí es una hondureña por diez años trabajó en Estados Unidos de forma ilegal, cuando en el 2003 logró cruzar. Limpiando casas, en su trabajo obtenía hasta 70 dólares por vivienda, esos ingresos le permitieron tener una vida holgada.
En el “otro lado”, como popularmente le llamamos al país vecino en las ciudades frontera con Estados Unidos, se casó y formó un hogar, rentaba una vivienda, tenía auto, ropa, zapatos, alimentos y una vida por delante, pero un día trágico para ella, fue detectada por el ICE y deportada a Honduras, solo dos meses estuvo allá cuando de nuevo emprendió camino para cruzar “pal otro lado”. La historia se repitió, pero esta vez fue ubicada por la Patrulla Fronteriza y deportada; en un último intento llegó hasta la frontera más visitada del mundo: Tijuana donde vivió durante seis meses, una amiga la invitó a venir a San Luis Río Colorado, a quien para su desgracia no encontró, pero le informaron que en un centro de rehabilitación podía pedir comida, fue en ese lugar donde encontró a personas que le tendieron la mano. En el centro Adictos Unidos en Rehabilitación (AUR) le brindaron comida y fue así como conoció a Asención Serna Salazar, quien dirige dicho espacio y quién la invitó a fundar el albergue para migrantes “Don Chon”.
Aproximadamente un año estuvo atendiendo a los migrantes, aunque en un principio parecía algo temporal, poco a poco se fue enamorando de su trabajo, al tiempo Asención Serna envió a Ricardo Gámez Talavera para que ayudará a Sarahí en las tareas del albergue, el trato diario y estar 24/7 fue estrechando su relación.
Al cumplir con todos los documentos finalmente se casó y tuvo un permiso para vivir legalmente en México, eso le permitía residir sin ser intervenida por las autoridades del Instituto Nacional de Migración. Su trabajo en el hogar también le daba un propósito de vida, atrás quedaron los tiempos de sufrir al ser acosada por no contar con documentación para estar legalmente en México.
Finalmente, Sarahí está a punto de recibir la nacionalidad mexicana, lo que permitirá salir y regresar al país legalmente, uno de sus planes es visitar nuevamente Honduras, donde viven cuatro de sus cinco hijos.
Pero antes de eso, tiene pensado esperar a su hermana, quien actualmente está en tráfico de Tapachula, Chiapas a San Luis Río Colorado.
Ahora, la misión de vida para Sarahi es continuar ayudando a los migrantes, a través del albergue y los donativos que Asunción Serna Salazar obtiene de la sociedad civil, a fin de ofrecer alimento y una cama caliente a quienes buscan el sueño americano.
Y esa labor, aunque dicha de forma sencilla, no lo es, pues con el fin de ayudar a más migrantes en su transcurso hacía la frontera, Sarahí cambió su residencia a “Estación Doctor”, un retén militar jurisdicción de San Luis Río Colorado donde cuenta con una pequeña casa rodante, ese punto de revisión militar es paso forzado para el tren de carga conocido como “La Bestia”, lugar donde prepara alimentos para entregar a los migrantes que vienen en éste.
En este lugar, a 61 kilómetros de San Luis, en pleno desierto donde el frío congela y el calor te sofoca, Sarahi vive con carencias, pero con el deseo de ayudar.
Su meta era llegar a Estados Unidos y ahora se siente feliz de estar en México y ayudar a sus semejantes.
Y tras vivir por alrededor de cuatro años en San Luis, precisamente ayudando a quienes como ella buscan el sueño americano, Sarahí dejó atrás la idea de volver a EU. Visiona toda su vida viviendo en México.
Escucha la primera entrega de estas historias de la frontera: