Anita Peralta Martínez y Alfredo Guzmán tomaron la decisión de emprender un negocio de venta de hot dogs y hamburguesas, como una manera de obtener recursos económicos para solventar los gastos de su hogar y también para mantener una buena salud mental en esta etapa de su vida en la que están pensionados.
La señora Anita Peralta, de 69 años de edad, indicó que hace 8 meses se dio a la tarea de invertir parte de su tiempo libre en la preparación y venta de comida en su casa, apoyada por su pareja, el señor Alfredo Guzmán.
Comentó que le gusta mucho cocinar y que en su juventud trabajó en un restaurante en donde ella se encargaba de preparar cocteles de camarón, pescado empanizado, pescado a la veracruzana y camarones a la diabla, entre otros platillos con productos del mar.
Anita Peralta destacó que optó por abrir este negocio para contribuir con los gastos que se generan a diario en su hogar, los cuales son elevados, principalmente en verano cuando los recibos de la energía eléctrica llegan a casi 3 mil pesos por mes.
“Recibo el pago de pensión, pero a veces no alcanza el dinero. Nos llega mucha luz. El mes pasado tuvimos que pagar 2 mil 998 pesos y en meses anteriores fueron 2 mil 800 y 2 mil 600 pesos”.
Todos los días Anita se levanta muy temprano para realizar las compras para la venta, ya que empieza a atender a la clientela a las 6:30 de la tarde y cierra el negocio alrededor de las 11:00 de la noche.
Fue su esposo, el señor Guzmán quien invirtió su dinero para comprar el carrito de hot dogs, al enterarse de la idea que tenía en mente Anita de emprender un negocio propio en su casa ubicada en la avenida Filipinas entre las calles 17 y 18.
Por su parte, Alfredo Guzmán consideró de importancia mantenerse ocupado, luego de pensionarse del trabajo para que el cerebro y el cuerpo no se atrofien. “Es difícil quedarse acostado o sentado todo el día cuando ya no trabajas porque estás acostumbrado a trabajar, a andar activo, sobre todo yo que empecé a trabajar muy chico, a los 6 años de edad. Cuando era niño le ayudaba a mi mamá con los quehaceres de la casa y también a hacer tortillas, a lavar y a llevar lonche a mi papá a su trabajo”.
Agregó: “Ahora estamos vendiendo hot dogs y hamburguesas y eso nos ayuda a distraernos, aquí platicamos con la gente que llega. Atender el carrito de hot dogs es una motivación para levantarnos con ánimo todos los días, además nos ganamos un dinerito extra. Esperamos que poco a poco lleguen más clientes, que nos conozcan más. Quienes han venido han dicho que les gustan los hot dogs y las hamburguesas y eso nos motiva a seguir echándoles ganas”.