En verano se registra un incremento de hasta el 50% de enfermedades diarreicas, en comparación con otras temporadas del año, causadas generalmente por la ingesta de alimentos contaminados.
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Ante el ascenso de las temperaturas climáticas, crece la cantidad de pacientes que acuden a consulta externa por presentar padecimientos gastrointestinales y también con síntomas de deshidratación, informó el director de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) número 38 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de esta ciudad, Óscar Castro Guevara.
Dijo que en esta unidad de salud a diario se ofrecen alrededor de 576 consultas médicas, de las cuales durante el verano aproximadamente el 7%, es decir 40, corresponden a derechohabientes con síntomas de diarrea y deshidratación.
Indicó que en la actualidad la UMF 38 cuenta con 24 médicos que atienden la consulta externa, 12 en el turno matutino y 12 en el vespertino. Cada uno de ellos ve 24 pacientes por día.
ORIGEN DE LAS INTOXICACIONES ALIMENTICIAS
En este sentido, el IMSS a través del área de comunicación social hace hincapié en que por la ingesta de alimentos contaminados, preparados en la vía pública, pueden presentarse intoxicaciones, de ahí la importancia de adoptar medidas de higiene y autocuidado para evitar este tipo de afecciones.
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El IMSS advirtió que las intoxicaciones se pueden presentar por alimentos o agua contaminados que contienen bacterias comunes (estafilococo o la Escherichia coli), parásitos o toxinas.
El instituto difunde que las bacterias ingresan a los alimentos por causas diversas como la inapropiada manipulación o preparación, así como por agua de procedencia desconocida o almacenamiento inadecuado.
También ocurre por beber o comer alimentos preparados por personas que no usen las técnicas apropiadas de lavado de manos; que los utensilios de cocina no estén debidamente aseados; productos lácteos o alimentos que hayan permanecido fuera del refrigerador por mucho tiempo; pescado, ostras crudas y carnes o huevos mal cocidos.
Los síntomas más comunes comienzan entre dos y seis horas posteriores a la ingesta del alimento, aunque podría ser mayor el período dependiendo del agente causal; en la mayoría de los casos incluye cólicos abdominales, diarrea, fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas, vómito y debilidad, ante los cuales se recomienda acudir a consulta con el médico familiar.