Aunque la contingencia derivada del Covid-19 es para muchos un sinónimo de dificultades e incertidumbre, para Paola Ponce fue un tiempo para enfrentar sus temores y superar una serie de retos que surgieron tras saber que se convertiría en madre, algo con lo que había soñado durante muchos años, pero que no fue como imaginó en un principio.
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Sin saberse aún lo que ocasionaría a nivel mundial el nuevo coronavirus, la sanluisina de 33 años decidió casarse con el joven Alejandro García, para luego dar a luz a su hija Marie Paula la noche del 18 de agosto del año pasado. No obstante, el contraste entre la expectativa que tenía de cómo iba a vivir su embarazo y la realidad surge para darse cuenta lo difícil que es procrear a mitad de una crisis sanitaria.
Aún así, compartió haber tenido un embarazo fenomenal y que permanecer siempre resguardada en casa ha sido de lo mejor que les ha pasado para la crianza de su bebé, pues ha observado a detalle cada avance en su desarrollo, algo que no hubiera podido notar con la vida tan ocupada que tenía previo a la pandemia.
“Alejandro me propuso matrimonio el 31 de diciembre de 2017, nos casamos en octubre de 2018 y, curiosamente, fue hasta el 31 de diciembre que, después de hacerme unos análisis porque me sentía mal, me enviaron los resultados donde me dijeron que estaba embarazada; entonces, recibimos el 2020 muy bien, no sabíamos que iba a suceder todo esto de la pandemia. Tal vez, de haber sabido de la difícil situación, en un principio lo hubiéramos dudado”, dijo.
“Ha sido difícil y no es el panorama que esperaba. Tengo mi instituto de danza y soñaba con que mis alumnas me acompañaran en el proceso. De hecho, fue en un festival que hice en febrero donde lo hice público. Tuvimos la revelación del sexo del bebé el 15 de marzo y tres días después empezó la cuarentena”, recordó y dijo que desde entonces no sale a restaurantes, eventos ni a supermercados, lo que soluciona gracias al uso de apps que le ofrecen el servicio a domicilio, algo que sigue utilizando hasta la fecha para lo que su hija necesite, aprovechando su residencia en Mexicali, Baja California.
LA CONEXIÓN EN REDES SOCIALES
Sin tener la oportunidad de un baby shower como ella hubiera deseado, dijo que familiares y amistades se organizaron y, un día específico, empezaron a llegar muchos obsequios como desfile a la puerta de su casa, además de que atendió un sinfín de videollamadas para felicitarla por su embarazo.
Además, mencionó que son las redes sociales el único espacio donde amistades y parientes han podido conocer a su bebé, a través de videos y fotografías. Asimismo, que gracias a eso y de su posición como instructora, también otras madres jóvenes le han solicitado consejos para la crianza y cuidados de sus bebés, lo que es posible a distancia gracias a las plataformas digitales.
SUPERÓ DIFICULTADES
“Yo quería parto natural. Tuve mis dolores al final de la semana 39, pero yo me iba a esperar hasta lo último para evitar riesgos en el hospital. En realidad, no sabíamos cómo estaba la situación, pero empecé a sangrar y tuve que ir de inmediato a atenderme. Me hicieron prueba Covid-19 y salí negativo, pero mi esposo no pudo entrar conmigo por protocolo. Al ser primeriza esto me asustó mucho”, recordó Paola y dijo que las cosas empezaron a complicarse y tuvieron que practicarle una cesárea de emergencia.
“Temblé tanto que me tuvieron que amarrar los brazos. Ni siquiera pude despedirme de mi esposo. Fue traumático, pero una vez que miré cómo mi hija salía de mi vientre fue un respiro. La pusieron a un lado de mí y pude darle un beso en la frente, aunque no fue como había pensado. Quería abrazarla, pero yo estaba sujeta a la cama, hasta creo que me desmayé porque fue Alejandro quien se hizo cargo de ella las primeras horas. Agradezco a Dios por el esposo que tengo, por su ayuda”.
También, dijo que a pesar del miedo de contagiarse en el hospital había dejado todo en manos de Dios y que ellos hacían todo lo posible por evitar riesgos usando doble mascarilla, lavándose constantemente las manos y desinfectando todo a su alrededor.
“Solo así podíamos estar tranquilos. Todo fue muy estresante y eso me impidió disfrutar mi parto. Fue frustrante. Tenía la ilusión de que llegara la familia con ramos de flores y globos al cuarto, que vieran a mi bebé, pero solo estuvimos mi esposo y yo. Algo distinto a como lo había soñado”.
“PREFERÍ SER RESPONSABLE”
En ese sentido mencionó que, a pesar de haber tenido la oportunidad de no seguir las recomendaciones sanitarias, eligió desistir de reuniones familiares y enfocarse en su salud y la de sus seres queridos, sobre todo sus padres, suegros e hija.
“Imagínate el momento que tanto esperas como mujer y que te toque así, muy raro. Ya teníamos planeado un par de eventos para celebrar mi embarazo, pero no se pudo. Es como resignación, pero es así y lo tengo que disfrutar, porque si me lamento cada día no solucionaré nada. Mejor es disfrutar ahora los desvelos, los dolores de espalda por cargar a mi bebé y el dolor en mis pechos por amamantarla. Preferí ser una persona responsable”.
Por último, Paola recomendó a quienes están por dar a luz que “disfruten su embarazo, pues los tiempos de Dios son perfectos. Si les tocó así, en pandemia, es lo único que hay que hacer. Vivirlo al máximo”. Sin embargo, para las jóvenes que estén planeando tener hijos, debido a la incertidumbre global por la contingencia sanitaria, siempre está la opción de esperar a que todo mejore.
“Traer un bebé al mundo implica muchos sacrificios y cuidados. Al principio se me hizo difícil pues tuve que hacer a un lado muchos proyectos, tener un hijo es detener todo tu mundo por completo, porque él se convierte en ese mundo. (...) Es muy bonito ser mamá, algo inexplicable. Es una conexión muy padre”.