Tomar la decisión de emprender un negocio para dejar de ser empleado y convertirte en tu propio patrón no es fácil, sin embargo, vale la pena afrontar el riesgo y vencer el miedo que conlleva iniciar nuevos proyectos, opinó el señor Norberto Alonso Zúñiga Villegas quien recientemente empezó a vender raspados y botanas en su casa.
A sus 39 años de edad, Norberto Zúñiga aprendió a preparar los jarabes de diversos sabores para hacer raspados, una bebida tradicional en México que tiene alta demanda, especialmente, en verano en ciudades como San Luis Río Colorado en donde en esta época del año las temperaturas se acercan a los 50 grados centígrados.
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El señor Zúñiga llegó a esta frontera hace 3 años procedente de Navojoa en busca de una mejor calidad de vida y de un empleo bien remunerado, ya que en su lugar de residencia los salarios son más bajos.
Optó por venir a esta ciudad porque aquí vive una de sus hermanas y ella lo motivó a que probara suerte, comentándole que podría solicitar trabajo en una maquiladora del Parque Industrial Internacional y así lo hizo.
“Cuando recién llegué a San Luis vivía en la casa de mi hermana y empecé a trabajar en una maquiladora. Ahí estuve como dos años y medio, pero un día hubo recorte de personal y me tocó que me liquidaran. Entonces, mi hermana me consiguió trabajo de intendente en una escuela. Después de ese trabajo regresé a otra maquiladora”.
Agregó: “El trabajo en las maquiladoras es muy matado, trabajas muchas horas, es pesado, muy estresante. La hora de entrada era a las seis de la mañana. Me tenía que levantar a las 3:00 porque el camión de la fábrica pasaba a las 4:00 de la mañana. Salía de trabajar a las 2:00 de la tarde, pero llegaba a mi casa a las 4:00 porque el transporte hacía el recorrido por varias colonias para dejar a los trabajadores. Se me iba casi todo el día en el trabajo. Llegaba a mi casa bien cansado, me bañaba, cenaba y a dormir”.
LOGRÓ ACEPTACIÓN DE LOS CLIENTES
Ante esta situación, Norberto Zúñiga tuvo la idea de iniciar un negocio propio. En un principio tenía en mente vender aguas de frutas naturales, para lo cual se dio a la tarea de ver videos en internet pues jamás las había preparado. Aunque después cambió el proyecto a venta de raspados.
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“Pensé en vender raspados porque considero que es un buen negocio en una ciudad como esta en la que hace mucho calor. Nunca había hecho las mieles de sabores, pero empecé a practicar para aprender y a mis amigos y familiares les gustó. También botanas como churros y tostitos locos”.
Dijo que no fue fácil tomar la determinación de dejar de ser empleado para convertirse en emprendedor, sin embargo, adquirió el riesgo impulsado y apoyado por su esposa, Isabel Navarro.
Fue el pasado fin de semana cuando Norberto Zúñiga colocó un mostrador de madera en el patio de su casa para atender a sus clientes y a cuatro días de la apertura de la refresquería, ha tenido una buena aceptación de los clientes, algunos de ellos han regresado atraídos por el sabor de los raspados de ciruela, vainilla, tamarindo, limón, fresa y piña.
“Tenemos raspados desde 15 pesos para dar oportunidad a que toda la gente pueda comprarlos. Sobre todo, los alumnos de la secundaria que está aquí cerca”, externó el señor Zúñiga quien atiende en la avenida Jazmín entre las calles 18 y 19, de lunes a domingo de las 12:00 a las 21:00 horas.