Yolanda Mitzuko Domínguez Tambo se muestra orgullosa de pertenecer a la etnia Cucapá, asentada en el ejido Pozas de Arvizu, donde vivió una niñez y juventud feliz junto a su familia.
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Nació hace 42 años en Pozas de Arvizu y es hija del matrimonio formado por Marcos Domínguez Aldama y Carolina Tambo Mejía, descendientes cucapá.
Contó que sus padres se conocieron en esa comunidad rural, donde Carolina residía y Marcos llegó a los 7 años acompañado por su familia y tiempo después, siendo jóvenes, se casaron.
Además, platicó que su padre desde niño trabajó como jornalero agrícola, primero en los campos de la comunidad El Mayor, en el valle de Mexicali y luego en Pozas de Arvizu.
Con el paso de los años su papá se convirtió en ejidatario y tuvo la oportunidad de sembrar y comercializar algodón, actividades que realizó por un período corto porque tomó la decisión de rentar sus tierras. Mientras, su madre siempre se dedicó a atender el hogar y ocasionalmente apoyaba a su marido en las labores del campo.
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Externó que su padre fue impulsor del deporte en el ejido Pozas de Arvizu, ya que manejaba equipos de beisbol de niños, jóvenes y adultos, contribuyendo así a alejar a los pobladores de los vicios y malos pensamientos.
RECUERDA SU INFANCIA ENTRE CUCAPÁS
Domínguez Tambo confesó que cuando era niña no asistió a la escuela porque no contaba con acta de nacimiento, pues la registraron a los 18 años. Sin embargo, aprendió a leer y escribir a los 5 gracias a su tía Ofelia. En la edad adulta pudo cursar la primaria y secundaria en la modalidad abierta.
Durante su niñez y adolescencia hablaba el dialecto cucapá al igual que la mayoría de los pobladores de Pozas de Arvizu y aunque el español también lo sabía, le resultaba un poco difícil. En la actualidad, muy pocas personas se comunican en el lenguaje tradicional de este grupo indígena.
“Tengo muy bonitos recuerdos del tiempo que pasé en Pozas de Arvizu. Había muchas familias ahí. Todos nos llevábamos bien. Los niños salíamos a la calle a jugar. Teníamos agua y luz y eso para nosotros era suficiente. Los domingos eran días de beisbol. Había partidos en el ‘campito’ del ejido o a veces íbamos a otros”.
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“Nos gustaba jugar con las chivas y los puercos que criaba mi papá para vender. Recuerdo que comíamos miel de abeja que hacía mi mamá, tenía varios panales”.
CONSERVA TRADICIONES
Mitzuko Domínguez ha participado en el ámbito político al pertenecer, hace años atrás, al Frente Juvenil Campesino de la Confederación Nacional Campesina y al PRI en el cual fungió como secretaria de Asuntos Indígenas, consejera municipal y consejera estatal. Además, fue regidora del Ayuntamiento de San Luis en el 2006-2009.
En la actualidad reside en esta ciudad junto a su esposo e hijo Marcos Gerardo, quien acaba de cumplir 18 años.
Conserva parte de la cultura Cucapá al transmitir el dialecto a su hijo y cocinar platillos tradicionales como el arroz cucapá (serrhuc, shoui), atole de harina con carne (shey xlo chap) y tortilla tipo buñuelo, pero grueso dorado en aceite.
Lamentó que la cultura de la etnia Cucapá desaparezca porque muchos de sus miembros han emigrado a las ciudades, lo que ha originado que las nuevas generaciones la desconozcan y no tengan interés por preservarla.