Continúan llegando migrantes a esta ciudad fronteriza en busca de una oportunidad de ingresar a Estados Unidos de forma legal, a pesar de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el 4 de junio de 2024, dio a conocer que bloquearía el acceso al asilo para las personas que ingresan a la frontera entre Estados Unidos y México bajo ciertas condiciones.
Familias completas y madres solteras con sus hijos dejaron todo en sus lugares de origen para emprender un viaje hacia lo desconocido, por lo que tuvieron que enfrentar la incertidumbre que esta acción les causa y el miedo de salir de su zona de confort, con la firme ilusión de llegar hasta la frontera e ingresar a Estados Unidos para hacer realidad el llamado “sueño americano”.
En entrevista, Rita y su esposo Mario, originarios del estado de Guerrero, así como Gisell, de Michoacán, coincidieron al indicar que la idea de venir a la frontera es solicitar asilo humanitario al Gobierno de Estados Unidos, debido a que en las comunidades en la que residen o residían hasta hace un par de semanas, recibieron amenazas de muerte y fueron víctimas de fraudes.
Tanto la pareja de esposos como Gisell quien es madre soltera, mencionaron que desconocían que a principios de junio se anunció que el presidente Joe Biden prepara una orden ejecutiva que limita las peticiones de asilo, lo cual reduce la posibilidad de que ellos sean atendidos. Aun así, contemplan quedarse en la frontera norte para ver la manera de ingresar al vecino país en donde, señalaron, se dedicarán a trabajar para tener una mejor calidad de vida para ellos y para sus hijos, además de mantenerse a salvo de la inseguridad que viven en sus lugares de residencia.
Huyen de la inseguridad
Rita y Mario comentaron que viajan con sus 3 hijos, de 10, 13 y 15 años. Esta familia salió de Guerrero el miércoles 17 de julio, prácticamente sin nada, solo con la ropa que traían puesta.
La madre de familia dijo: “Allá yo era ama de casa y mi esposo campesino. Sembrábamos maíz para nosotros y también para vender un poco. Estamos aquí porque venimos huyendo de amenazas y de un fraude que nos hicieron. Nos amenazaron con hacerle daño a nuestros hijos y por eso no podemos regresar para allá, tenemos miedo”.
Para llegar hasta la frontera, Rita y Mario se vieron en la necesidad de vender el maíz que habían cosechado en esta temporada y también algunos muebles y aparatos eléctricos como la estufa y la televisión. Viajaron desde Guerrero hasta San Luis Río Colorado, Sonora, en autobús y al arribar fueron atendidos en el albergue para migrantes Don Chon.
Mario indicó que al llegar a San Luis se enteró que por el momento las autoridades de Estados Unidos no están atendiendo solicitudes de asilo humanitario, por lo que esperarán unos días para ver si se abre nuevamente el trámite y de no ser así, contemplan quedarse a residir en esta ciudad, ya que en sus planes nunca ha estado intentar el cruce ilegal porque estarían poniendo en riesgo su integridad física y su vida.
Por su parte, Gisell, una joven madre de familia de 25 años, quien viaja acompañada de su hijo de 8 años, mencionó que es originaria del estado de Michoacán, donde se dedicaba a estudiar estilismo y trabajaba de cocinera.
Externó que se vio en la necesidad de abandonar la comunidad en la que vivía porque el crimen organizado la quería obligar a trabajar con ellos, al grado de que la amenazaron con hacerle daño a su hijo si se negaba a acceder a sus peticiones.
Por lo anterior, hace 22 días dio la noticia a sus padres de que viajaría a la frontera con su hijo para protegerse y al llegar aquí buscaría la manera de plantear su situación al Gobierno de Estados Unidos para solicitar asilo humanitario.
Gisell recomendó a quienes tienen planeado venir a la frontera que no lo hagan. “Al venir hasta acá vives muchas cosas no muy agradables. Desde que salí de mi casa yo la he pasado mal psicológicamente. Cuando llegué aquí (San Luis Río Colorado) fui a pedir asilo y me dijeron que me esperara unos días, pero no me preguntaron nada, solo que me esperara. Tengo miedo que no me lo den”.
Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
La madre de familia agregó: “Estoy desesperada, no sé qué voy hacer. Me siento mal, me siento triste porque no sé qué va a ser de mi vida y la de mi hijo. Es muy difícil estar lejos de mi familia, sola. Cuando llegué a esta ciudad tuvimos que dormir en la calle, pero luego me dijeron de este lugar, el albergue, y aquí estamos”.