Las afectaciones psicológicas que sufren los niños y niñas migrantes durante el trayecto de su país de residencia con rumbo a otro país, podrían “arrastrarlas” hasta la edad adulta y estas pueden incluir miedos, inseguridades, ansiedad y hasta depresión.
La licenciada en psicología, Dolores Hernández, refirió que el fenómeno migratorio se ha dado desde hace muchos años, es decir, siempre ha existido pues las familias migran a otras ciudades dentro de sus países o bien, van a otros países, siempre con la idea de colocarse en un empleo que les permita mejorar su calidad de vida.
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En ocasiones, los migrantes toman la determinación de emigrar porque huyen de la inseguridad, pobreza, violencia y otro tipo de situaciones que los aquejan en su país, sin medir el riesgo y las afectaciones emocionales que esto implica, sobre todo, si el viaje se emprende con niños, niñas y adolescentes.
Dolores Hernández indicó que los constantes cambios y escenarios a las que se enfrentan los menores en el recorrido, por lo general, de Sudamérica, Centroamérica y sur de México, hacia Estados Unidos, les causan traumas, miedos, inseguridades, angustia, confusión, ansiedad y hasta depresión, y esto puede prevalecer hasta la edad adulta si no se trata con un profesional de la salud mental como un psicólogo.
Es sabido que algunos migrantes son víctimas de asaltos, se enfrentan a peligros al cruzar terrenos selváticos, desérticos, montañosos y otros; además, en ocasiones, deben dormir en la calle y se han dado casos de que en medio de la travesía se quedan solos al fallecer sus padres.
DEBEN EVITAR EXPONER A NIÑOS
La psicóloga reconoció que, algunas veces, los adultos se ven obligados a salir de sus países esperanzados a mejorar su condición económica y, por consiguiente, mejorar su calidad de vida, aunque no siempre se logra.
“Sé que muchos papás lo hacen por necesidad, pero deben ver la posibilidad de no exponer a los niños a estas situaciones. Considero que, si deciden emigrar, deben dejar a sus hijos en su lugar de residencia y una vez que logren llegar a su destino, los manden llevar para que tengan un lugar seguro donde permanecer con ellos. Esto evitará afectaciones inmediatas y futuras para los menores”, externó.
La psicóloga Dolores Hernández comentó, también, que cuando las familias arriban a otro país, por ejemplo, a Estados Unidos, no es fácil adaptarse a esta nueva vida, a nuevos contextos.
Por lo general, los migrantes trabajan como jornaleros agrícolas y, en un principio, se ven obligados a vivir hacinados con personas extrañas y aun estando en otra nación siguen sin cubrir necesidades básicas, biológicas y psicológicas, concluyó.