Para Marlon Aburto y Jennifer Avendaño, salir de su natal Nicaragua fue muy difícil y doloroso, pero era preferible eso, a ser parte de un gobierno represor como el que está en el poder ahora, en que, si no lo respaldas, te consideran “enemigo del estado”.
Tienen varios días que llegaron a esta frontera, con miras de ir a Estados Unidos, pero fueron semanas muy complicadas para ambos, dejar atrás a su país y prácticamente salir huyendo, porque no querían ser parte del aparato gubernamental.
Aseguran que salieron de su nación en la madrugada del pasado 25 de octubre, salieron para escapar de la corrupción que hay en él.
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“El gobierno encarceló a todos los contrincantes para no tener con quien luchar en las elecciones, a nosotros nos infirmaron que no podíamos salir a votar, igual ganó (Daniel Ortega) con el 75 por ciento de los votos”.
Agregó Jennifer que a su marido lo estaban buscando, para que ingresara a la policía, pero no accedió y en ese momento se puso en contra del estado.
Expresó que ella trabajaba en una organización no gubernamental, que apoya a las mujeres portadoras del VIH Sida, pero cada vez que habría marcha, los policías no les dejaban salir.
“Me dijeron que, si volvía a salir a una marcha, me iban a meter presa, igual la organización la cerraron, porque era apoyada por empresas privadas y no estaba con el gobierno”.
Confesó que ella misma es portadora del VIH en los últimos nueve años, y por ello, sufrieron discriminación; en parte, por eso tomaron la decisión de venir a México y dejar atrás ese problema.
Tuvieron el encuentro con autoridades de Estados Unidos, para solicitar el asilo, pero les dijeron que no se podía hacer nada, que vinieran a la Casa del Migrante y ahí están.
Difícil llegada a México
Dijo que, a su arribo a México, fue muy complicado, debido a que estuvieron seis días en la calle, los acompañaron sus hijas de 9 y 5 años, quienes estuvieron con ellos en todo momento.
Recordó que el primer día que estuvieron en las instalaciones de Migración, hubo un pleito entre ciudadanos haitianos, en esa noche casi mataban a sus hijas, pero lograron salvarlas.
Mencionó que el traslado desde Chiapas a Michoacán no fue sencillo, aunque los movió Migración, de ahí a Sonora usaron el dinero que les dieron algunos familiares de Nicaragua, y con eso lograron pagar el pasaje a este estado.
“El pasaje nos costó 2 mil 400 pesos por cada uno, llegamos a Tijuana, estuvimos dos días en la Central, ahí hubo gente buena que nos apoyó con comida y agua, pero de ahí, venimos a San Luis, porque es más tranquilo”.
Piensan quedarse en SLRC
Por lo pronto, han pensado en quedarse en San Luis, en lo que les resuelven el asunto del asilo en Estados Unidos, buscando algún trabajo que les permita salir adelante.
“Tenemos que trabajar para salir adelante, porque tenemos a dos pequeñas, y tenemos que sustentar el alimento de ellas; nosotros nos salimos un domingo, y luego el viernes, yo ya no podía caminar, pero me levanté por ellas”.
En caso de no conseguir el asilo en el vecino país de norte, quieren quedarse en San Luis, o por lo menos en estos lugares.
“Lo que pasa es que, si nos vamos al sur, corremos el riesgo de que la policía de Nicaragua llegue a nosotros, de hecho, cuando entramos a México, ya nos tenían localizados; pueden entrar sin avisar y hacernos algo”.
Huir de Nicaragua, dejando atrás la dictadura, es lo que hicieron Marlon y Jennifer, para cuidar también a sus hijas que son menores de edad; su idea es ir a Estados Unidos, o bien, quedarse en San Luis.
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