En el intento por defender a uno de sus hijos de la violencia de su propio padre, María (a quien así se le llamará en esta edición para cuidar su identidad), perdió el dedo índice de la mano derecha, además sus brazos, piernas y cabeza lucen heridas apenas cicatrizadas por el maltrato de su aún esposo.
Sufrió por años violencia doméstica, como a muchas mujeres les ocurre en su país natal, Guatemala, pero hasta que su esposo comenzó a lastimar a sus hijos decidió huir hasta saberse segura, pues tiene de él una amenaza de muerte.
María contó que su esposo le lanzó un machete a uno de sus hijos para matarlo, ahí metió la mano derecha, por lo que de manera instantánea el filo le rebanó el dedo.
“Sin uno de mis dedos y toda sangrada, decidí agarrar a mis dos niños y sin nada, ningún documento, ni ropa, escapar a la casa de un familiar, después decidimos migrar hasta México para cruzar la frontera a Estados Unidos”.
PAGÓ MILES DE PESOS POR MIGRAR
En la misión de llegar hasta un punto seguro en territorio norteamericano, María pagó 45 mil quetzales, que se traduce en poco más de 120 mil pesos mexicanos. Para ello, pidió prestado a sus familiares, quienes aceptaron apoyarla ante la situación que ponía en riesgo su vida y la de los menores.
RECIBE NOTICIAS DIARIAS EN TU CELULAR, ÚNETE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM
Sin embargo, platicó que el “coyote”la defraudó, pues aunque sí le mostró el camino para cruzar de manera ilegal, no la acompañó, por lo que ella con sus dos hijos caminaron solos por el desierto de Yuma, Arizona.
“Brincamos el muro, pero cuando ya estábamos de aquel lado, el “coyote” nos dejó, solo nos dijo que camináramos derecho y que pronto encontraríamos un lugar donde había más gente. Nosotros le hicimos caso, pues creímos en él, pero fue un camino directo a la Patrulla Fronteriza”.
SIN OPCIÓN A ASILO POLÍTICO
María y sus dos hijos han cruzado el muro en un par de veces (hasta el cierre de edición), al ser detectados por la autoridad norteamericana, lo primero que intentan hacer es explicarles las razones por las que huyen de su país y buscan asilo político de Estados Unidos, pero como respuesta han recibido ser retornados de inmediato.
“Yo pensé que al ver las cicatrices de mi cuerpo nos iban a tener más consideración, pero lo que hicieron fue burlarse de mí y me dijeron que no me iban a ayudar. Nos subieron a una camioneta y nos regresaron a México”.
Varada en México ante un panorama incierto, tiene claro que volver a Guatemala no es opción, pero tampoco quedarse en este país, pues el temor la invade al solo saberse en peligro ella o sus hijos, por lo que volvería a intentar entrar de manera ilegal a Estados Unidos hasta que la suerte esté de su lado.
Con heridas en su cuerpo como evidencia, con sus dos hijos menores de edad, María huye de la violencia doméstica y las amenazadas de muerte de su aún esposo
LA EVIDENCIA
En una pequeña maleta, María carga las denuncias que en su país hizo ante las autoridades correspondientes contra la violencia que ella y sus hijos vivieron con su esposo