Aunque la prohibición de las bolsas de plástico en los comercios trae consecuencias favorables para el medio ambiente, con esta medida resultaron afectados los adultos mayores que trabajaban en los supermercados empacando la mercancía.
La señora María del Refugio Ayala Mendívil se desempeñaba como empacadora de mandado en una conocida cadena de fruterías de la localidad desde hace alrededor de 6 años.
Dijo que esa labor la realizaba para apoyar a su esposo, Francisco Javier Machado Gastélum, con los gastos del hogar, pues a diario lograba llevar dinero a casa gracias a las propinas de los clientes.
Tiempo después, su esposo, Francisco Javier Machado Gastélum quien actualmente tiene 73 años de edad, también se integró al grupo de empacadores ya que por su edad se le dificulta colocarse en un empleo.
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Lo que obtenían de las propinas, lo sumaban al dinero de las ventas de algodones de azúcar y manzanas acarameladas que ellos mismos preparan, ya que era la única manera de sobrellevar el pago de los servicios de renta, electricidad, agua potable, despensa y otros.
Sin embargo, el trabajo de empacadores se suspendió en marzo del año pasado por la pandemia de Covid-19, al considerar a los adultos mayores como un grupo vulnerable de sufrir complicaciones al contagiarse del virus, aunado a la aprobación y puesta en marcha de la ley que prohíbe que los comercios entreguen bolsas de plástico.
Javier Machado comentó que esa situación, sin duda, ha afectado en gran medida a las personas de la tercera edad que tenían la oportunidad de empacar el mandado de la gente y a cambio de eso recibían una propina.
Destacó que en la frutería donde ellos colaboraban, se tiene en las cajas un depósito para propinas y esas se entregan cada dos o tres meses a los empacadores que hasta antes de la crisis sanitaria y de la prohibición de bolsas de plástico, acudían.
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“De la frutería nos hablan cada dos o tres meses para darnos un vale por el dinero que se junta de las propinas. Mucha gente ya no da propina porque piensa que es dinero para las cajeras, pero no es así, pues nos lo entregan a los empacadores. Aunque no es igual a cuando estábamos ahí presentes, pero algo es algo”, puntualizó Machado Gastélum.