Rosa María Villa Valenzuela, nacida en esta ciudad en 1951, recordó con nostalgia su niñez en la colonia “Cuauhtémoc”, en donde las calles de terracería fueron el escenario ideal para pasar los mejores momentos de su vida, jugando con sus hermanos y vecinos. Los padres de Rosa María se conocieron en Ures, Sonora y posteriormente decidieron emprender un viaje hacia el vecino país del norte donde permanecieron varios años hasta que fueron deportados por Nogales.
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Platicó que sus padres, el señor Rafael y la señora Elena, arribaron a San Luis Río Colorado en 1919 con 5 hijos, en una carreta jalada por caballos en la que viajaron desde Nogales, formando parte de una diligencia encabezada por un señor de apellido Lomelí.
“Mis papás me contaron que ese viaje no fue nada fácil. Mi mamá venía embarazada. Traían frascos grandes de café y comida para comer en el trayecto. De Nogales a San Luis hicieron casi tres meses de camino”, externó.
En el transcurso del viaje pasaron muchas dificultades, pues llovió, hubo tormentas de arena y al pasar por Sonoyta la carreta se atascó y aunque por el lugar pasaban otras personas en caballo, nadie se detuvo a prestarles auxilio.
“En el camino de Nogales a San Luis, mi mamá dio a luz a uno de mis hermanos. En el parto la auxilió una mujer de ´la vida galante´ que venía en la diligencia. Gracia a ella no se presentaron contratiempos en el nacimiento”, externó Villa Valenzuela.
CRUZÓ EL RÍO EN PANGA
Al llegar a este municipio, en 1919, la familia Villa Valenzuela se instaló en la avenida Hidalgo y callejón Morelos en donde residen hasta la fecha. Ahí, en esa casa, en 1951 nació Rosa María.
“Yo viví una niñez muy bonita. Mi mamá nos sacó adelante porque un día mi papá se fue y no volvimos a saber de él hasta 35 años después. Mi mamá tuvo que lavar y planchar ajeno porque éramos 6 hijos. También fue partera”, señaló.
Rosa Villa dijo que añora ese tiempo de tranquilidad en las calles, esos años en que los niños y las niñas podían permanecer jugando en la vía pública a altas horas de la noche, once o doce. Esos días de verano en que las familias dormían en el patio o en los techos de sus casas, sin usar “coolers” ni ares acondicionados.
A Rosa le tocó ver fluir agua por el Río Colorado, incluso, lo cruzó en panga para tomar, del lado de Baja California, un camión para ir de paseo a Mexicali.
Aquí en San Luis eran pocas las alternativas de esparcimiento que había, una de éstas era visitar la refresquería “Canty” que se ubicaba en la avenida Juárez y calle Segunda, en la que le compraba malteadas y aguas frescas. Además, del restaurante “Chávez” de la avenida Juárez y calle Cuarta, del cual las hamburguesas eran su platillo favorito.
Al tener su domicilio en la colonia Cuauhtémoc, Rosa estudió en la escuela primaria “Abelardo L. Rodríguez”, en la Secundaria Estatal número 22 y de la preparatoria solo cursó tres semestres.
“Cuando iba a la primaria llevaba 50 centavos para gastar en el recreo. Con ese dinero me compraba una naranja, un popote con chilito en polvo y cicles. Con eso yo era feliz”, externó.
La señora Villa Valenzuela confesó que a pesar de que hoy en día la gente tiene más comodidades y que la tecnología está muy avanzada, prefiere la vida de antes, pues extraña la seguridad con que se transitaba hace años por las calles y avenidas.