Sin lugar a dudas las tecnologías han logrado enmarcar una era en la cual todo está al alcance de un pequeño aparato móvil que puede acompañar a la persona a cualquier lado siendo un portal para la comunicación a conectarse a la red de internet.
“Hemos vivido los últimos dos años totalmente dependientes a la información, no nos interesa el aparato por el cual la obtengamos, celular, tableta, televisión, solo nos interesa saber que es lo que está pasando por que nosotros no estamos ahí, los aparatos tecnológicos se volvieron una de nuestras últimas conexiones con el mundo exterior y todo se tuvo que adecuar a ello” es lo que comparte la socióloga Ingrid Marín.
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El internet, catalogado como una herramienta de búsqueda pasó a ser un manual, enciclopedia y muchas oficinas donde se podían realizar citas, trámites y consultas sin salir de casa con el fin de evitar la propagación de contagios mientras brindaba a la sociedad una comodidad de la cual antes no gozaba.
“Salir de casa antes era una prioridad, por comida, a ver el sol, para hacer las compras, para ir a una fiesta y de pronto se volvió un riesgo…Un parteaguas que hizo virtual más del 80% de los servicios que teníamos físicamente como la oportunidad de abrir un nuevo canal de comunicación, sin embargo, al tener todo al alcance del celular acostumbró a la ciudadanía a hacer todo sin implicar grandes movimientos teniendo un impacto negativo en la salud física directamente, provocando el rechazo a regresar a las actividades presenciales completamente”.
Aunado a esto se resalta que en perspectiva la introducción a la virtualidad de algunas de las oficinas e instituciones aperturó nuevas vías de la comunicación e implicó tiempo extra de atención al perder la noción del tiempo en la atención a clientes o beneficiarios de la tramitación en línea, en algunos casos incluso significó doblar turnos de trabajo como con el personal docente y sus alumnos.