María de 21 años de edad, empezó a consumir drogas ilegales cuando tenía 9 años, de lo cual hoy en día se arrepiente pues confesó: “Si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo nunca lo hubiera hecho. El consumo me ha llevado a vivir una pesadilla y esa vida no se la deseo a nadie”.
La joven contó que su infancia no fue lo que ella deseó ya que, aunque creció al lado de su madre, sus dos hermanos y su padrastro; el ambiente que prevalecía en el hogar era de violencia y carencias de todo tipo, desde económicas hasta afectivas.
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Uno de los sucesos que recuerda, sucedió cuando tenía 4 años de edad. “Se quemó la casa donde vivíamos mi mamá, mis hermanos y yo. En ese tiempo mi mamá trabajaba en una maquiladora y nos quedábamos solos, una vecina nos ´echaba un ojo´, pero la que nos cuidaba a mi hermano de 10 años y a mí, era mi hermana que tenía 13”.
“Cuando se quemó la casa estábamos solos mis hermanos y yo. Se quemó todo, nos quedamos sin nada. Entonces, nos fuimos a vivir a la casa de mi padrastro. Lo que yo recuerdo eran pleitos entre mi mamá y él. Siempre estaban discutiendo y eso no me gustaba, pero yo era una niña y no podía hacer ni decir nada”.
Agregó: “Mi padrastro era muy estricto, nos ponía muchas reglas y no nos gustaba. Mi mamá no le decía nada, por eso, a veces pensábamos que lo quería más a él que a nosotros”.
Dijo que a manera de huir de los problemas que tenía en casa y por curiosidad, a los 9 años de edad empezó a fumar tabaco y poco tiempo después marihuana y pastillas controladas, sin imaginar que eso la llevaría al consumo de otras sustancia más adictivas y destructivas como las metanfetaminas, el cristal, la heroína y pastillas M30 (fentanilo).
María externó que a los 9 años de edad era fácil conseguir la marihuana porque muchos de los amigos que tenía en el barrio donde vivía, la fumaban. “Para mí era algo normal fumar, todos lo hacían, pero luego empezaron los problemas, me volví rebelde, ingobernable. Empecé a faltar en la escuela y cuando estaba en segundo de secundaria me fui a vivir con mi novio, hasta que un día dejé de estudiar”.
Comentó que salirse de su casa, aun siendo una niña, a los 13 años, lo hizo como una forma de evadir los problemas que había en su familia. “Mi mamá siempre estaba histérica, tomaba medicamento controlado que luego yo le empecé a robar. Ella siempre estaba como ausente, metida en sus propios problemas”.
CONSUMO DE FENTANILO
María considera que el uso y consumo de drogas le ha provocado una vida de inestabilidad ya que ha vivido con varias parejas, no ha podido establecerse en un trabajo y dejó de estudiar.
Contó que a los 13 años de edad ingresó por primera vez a un centro de rehabilitación y al día de hoy ya perdió la cuenta de las veces que ha entrado a estos lugares, luchando por dejar atrás las adicciones a las drogas y aunque ha logrado “mantenerse limpia” durante algún tiempo, luego recae y regresa al consumo de este tipo de sustancia, incluso, esas recaídas la han llevado a ingerir otras drogas más peligrosas como el fentanilo.
Confesó que el fentanilo lo empezó a ingerir en el tiempo que vivió en Salinas, California. “El fentanilo es muy difícil de conseguir porque no cualquiera lo vende. Eso es lo peor que pude haber hecho, empezar a usarlo. Es bien adictivo y te provoca ansiedad y ganas de quitarte la vida, no te deja dormir, solo piensas en consumir. Empiezas a alucinar y a decir incoherencias. Vives una pesadilla, una vida que no se la deseo a nadie”.
Por ahora, María está en etapa de recuperación para dejar de consumir drogas, consciente de que la adicción es una enfermedad incurable que requiere tratamiento de por vida.
“Tengo muchos deseos de recuperarme para poder hacer una vida normal. Quiero casarme algún día, tener una familia grande, de cuatro o cinco hijos. Quiero regresar a hacer deporte para distraerme. Antes jugaba futbol y quiero volver a jugar para participar en torneos. Eso me entusiasma mucho. Sé que tengo que mantener mi mente ocupada para no pensar en consumir”.
Por último, dijo: “También tengo planeado irme otra vez al ´otro lado´ (Estados Unidos) para trabajar y tener cosas. Cuando trabajé en Salinas (California) llegué a tener varios carros y teléfonos buenos. Tengo que alejarme de las malas compañías y conocer gente nueva”.
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SOBRE LA CAMPAÑA
Cabe mencionar que autoridades de los tres niveles de gobierno en coordinación con directivos escolares, han dado cursos preventivos a más de 4 mil estudiantes de secundaria y preparatoria, en relación al peligro de caer en las drogas.
Lo anterior como parte de la campaña preventiva “Mi San Luis más Seguro” en el cual se incluye el programa “Drogas y sus Consecuencias” que tiene como finalidad orientar a los estudiantes sobre temas de prevención de drogas y su venta, entre estas el fentanilo y sus consecuencias físicas y jurídicas.
Como parte de esta campaña se indica a los niños, adolescentes y jóvenes estudiantes que el fentanilo, es un opioide sintético altamente mortal y es poco probable sobrevivir a una sobredosis, también es muy adictivo y está afectando a la población joven principalmente.