Momento histórico fue el que vivió José David Portillo López de primera mano, pues fue el primer médico y ciudadano de San Luis Río Colorado en recibir la vacuna contra el Covid-19, lo que aconteció ante autoridades municipales y estatales dentro de las instalaciones del Hospital General.
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Lo anterior, hecho posible a casi un año de enfrentar la crisis sanitaria por dicha enfermedad en la denominada “primera línea de batalla” y compartió que este suceso es la esperanza no solo para él, sino para todo el personal de instituciones médicas de esta ciudad fronteriza, ya que actualmente sufren el agotamiento por largas jornadas y del cansancio mental por tantas muertes acontecidas tanto en su área laboral como en sus respectivas familias.
Nacido en 1971 y con profesión en el sector Salud desde hace poco más de 23 años, el galeno sanluisino manifestó que tuvo la oportunidad de recibir la primera dosis (de dos) del biológico de Pfizer cuando se encontraba terminando el turno nocturno y cumplía con los requerimientos como, por ejemplo, no tener síntomas o estar enfermo de SARS-CoV-2 por lo menos en los últimos 10 días, siendo esto antesala de una segunda puesta el 3 de febrero.
“La sentí como cualquier vacuna y ahora tengo síntomas como de la influenza. Dolor y malestar en el brazo al momento de la aplicación, nada más. Se esperaba fiebre, pero me siento muy bien”, declaró el entrevistado, agregando que es bueno creer que esta acción podrá dar apoyo al personal médico en el tratamiento contra el Covid-19.
SIGUE DE PIE, TRAS VENCER LA ENFERMEDAD
Médico general con total entrega a su vocación, José David ha sido testigo de cientos de historias laborando en el hospital de la Secretaría de Salud -4 años en urgencias- y en el IMSS -17 años tanto en urgencias como en medicina familiar-, pero fue hasta que iniciaron los contagios por Covid-19 en el municipio que su trabajo empezó a cambiar, al grado de afectar su salud y la vida de algunos seres queridos.
“Junto con mi plantilla, estoy desde el primer caso oficial de coronavirus en San Luis Río Colorado (la taxista) y somos quienes seguimos al frente. Son muchas las horas que trabajamos y disponemos de poco tiempo para descansar, desde que empezaron a llegar pacientes con diagnóstico de neumonía atípica entre diciembre y marzo del año antepasado”, dijo y agregó que, a pesar de las medidas y de haberse distanciado de su familia durante los primeros meses de la pandemia, él se contagió desde finales de mayo hasta el 28 de junio que fue dado de alta.
En ese tiempo, su esposa contrajo la enfermedad y también salió adelante, aunque terminó con secuelas como constante dolor en el pecho y fatiga al mínimo esfuerzo. Sin embargo, su suegra no corrió con esa suerte y ahora pide incansablemente a toda la comunidad que sigan todas las recomendaciones de las autoridades del sector Salud y que, sobre todo, cambien de actitud, mejoren su higiene y piensen en lo que puede afectar a los demás sus acciones.
“Espero que esto cambie a las familias, que comprendan aquellos que aún `no creen´ que esto existe en realidad y que mata gente. Tenemos casi un año con pacientes con Covid-19 y los tratamientos que estamos utilizando ya no son tan efectivos. El virus cada vez es más agresivo y cada paciente es distinto. Esto nos hace más difícil trabajar”, compartió.
Respecto al aumento de casos y agotamiento del personal médico, culpó a la `ignorancia en la que viven muchas personas´ y lamenta que parte de la población se incline en contra de su gremio.
“Muchos piensan que los vamos a matar y llegan en estado muy avanzado de la enfermedad. Lo que queremos es sacarlos adelante. Muchos compañeros han muerto por atender a estos pacientes y aun así hay mucha ingratitud. Muchos nos odian, pero nosotros aquí seguimos para servir, gracias a Dios”.