Huyen africanos de la violencia de su tierra

Tres meses son los que Philomina, Félix y Omaho llevan asentados en San Luis Río Colorado

Oscar Gómez / Rocío Valenzuela | Tribuna de San Luis

  · martes 3 de septiembre de 2019

Philomina dijo que huyó de su país, luego de que los militares africanos destruyeron su tienda y le buscaron para matarla. / ALONSO MORENO

A raíz de la crisis y el declive social, económico y político de África oriental y central, específicamente en Uganda y Camerún, respectivamente, fue que una serie de caravanas masivas de migrantes se iniciaron en aquel continente.

Lo anterior, dando como resultado la dispersión de estos en el continente americano, para poder solicitar asilo político en Estados Unidos. Sin embargo, las peripecias del camino trajeron a tres africanos a San Luis Río Colorado, para refugiarse de los peligros del autoritarismo de su tierra y aguardar su turno en la lista de espera, para recibir la atención de autoridades estadounidenses.

Los golfeños realizan campañas de limpieza de manera seguida / Cortesía

Philomina, mujer de 35 años, originaria de Camerún, quien dejó a su familia - incluyendo a su madre e hijo – desde el pasado 6 de mayo de este año, platicó sobre las pruebas que ha enfrentado junto con su hermano Félix y un connacional de nombre Omaho, para salvarse de un gobierno asesino y hostigador, según sus palabras.

“Tenemos en México casi dos meses. Fui a Texas a registrar mi nombre en migración, pero me habían dicho que estaban cerradas las listas. Les supliqué para poder ser anotada. Ahí estuve una semana, pero no me resolvieron nada. De ahí, tardé dos días en llegar y registrarme en las listas de Mexicali”, dijo la entrevistada, quien en su ciudad de origen era propietaria de una tienda de conveniencia y abarrotes, la cual fue destruida, mientras era buscada para ser asesinada por la fuerza militar africana.

“Estuve cinco días en la jungla de Panamá, día y noche. Tres de éstos, sin comer. Después, pasamos por Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Guatemala, antes de llegar a este país”, agregando que, sumado a una barrera de lenguaje, junto con su hermano y Omaho han sufrido para tener algo de comer y que después de los tres días marcados en la Casa del Migrante “La Divina Providencia” encontraron un cuarto en donde viven los tres, esperando a que el gobierno estadounidense les facilite su traslado a los Centros de Detención para migrantes. “Estaremos aquí hasta recibir el número de pase.

El trabajo lo obtuvieron preguntando en las calles y ofreciendo sus servicios en cualquier tarea posible. / ALONSO MORENO

“Después todo lo que pasamos en la jungla panameña, donde vimos muchas cosas, me sigue aterrando. Perdimos muchas personas en la jungla, vi mucha gente muerta en el camino. Esa fue una de las peores partes de nuestro recorrido”.

EMPLEO TEMPORAL

Por su parte, sigue buscando un empleo que le permita solventar gastos corrientes, aunque su hermano y Omaho laboran en un sitio de lavado de autos.

“Nuestro único problema es donde rentamos. Nos gustaría buscar un apartamento porque estamos todos en un cuarto. Sin embargo, tenemos que pagar los servicios y la comida. Esa es nuestra principal dificultad”.

A pesar de las intenciones de traer a su familia desde África, se dijo del peligro que conlleva hablar del asunto y de la inseguridad existente en esta posibilidad