Ser un ciudadano común y corriente un día, y al otro ser un perseguido político, es la pesadilla que vive en carne propia Carlos, quien se vio obligado a dejar su natal Nicaragua junto con su familia para escapar de la dictadura que se encuentra en esa nación centroamericana.
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Tiene poco más de dos meses que arribó a esta frontera, en busca de cruzar a Estados Unidos como refugiado político, luego de su difícil estancia en su país.
LA DICTADURA
Contaba con una tienda de conveniencia y le iba muy bien, hasta que un simple acto cambió su vida para siempre.
“Cuando estalló el problema social en Nicaragua el 18 de abril del 2018, en la que todo el pueblo se levantó en contra del gobierno de Daniel Ortega, que es considerado una dictadura, un gobierno muy duro; no hay derecho a expresarnos libremente, no podemos sacar una bandera de nuestro propio país, etcétera”.
Agregó que un día, unos jóvenes llegaron a su tienda, venían huyendo de la policía, pidieron agua y se las dio, en ese momento, las autoridades los etiquetaron de “traidores a la patria” y que apoyaban a que se diera un golpe de estado.
“Eso no existe, porque no hay una fuerza militar en contra del gobierno, los grupos paramilitares que apoyan al gobierno sacan a la gente de sus casas y los asesinan, temíamos que eso pasara a nosotros, huimos a una provincia y ahí nos escondimos un tiempo”.
Pero fueron descubiertos y nuevamente perseguidos, por lo que tomaron la decisión de salir de Nicaragua y viajar para México.
OTRA REALIDAD
Una vez que cruzaron a México, se instalaron en Tapachula, Chiapas, en donde “Carlos” comenzó a trabajar en lo que fuera, de ayudante de mecánico, componía computadoras (es ingeniero en sistemas), entre otros empleos. Pero nuevamente, la vida le dio varias sorpresas y muy desagradables.
“En una ocasión, me fui a trabajar, cuando mi esposa me habla que el niño se sentía mal, de inmediato fui de regreso a la casa y llevamos de emergencia al niño al hospital, le detectaron una peritonitis y había que operarlo de inmediato; el problema es que no tenía yo seguro médico, y logramos tramitar el seguro popular y así lo atendieron sin problemas”.
Una vez pasado ese momento difícil, su hijo convaleciendo de la operación, nuevamente salió a trabajar, pero su esposa descuidó a su hija y un individuo quiso raptarla, los vecinos rápidamente la defendieron y el tipo desistió de su intento y huyó.
“Me dijeron que el problema de la zona era el tráfico de personas y de órganos, que mi hija estaba ‘etiquetada’, por lo que me recomendaron que abandonara el lugar; y hubo que abandonar todo de nuevo, fue así como decidimos ir a Estados Unidos”.
SAN LUIS
Viajó en autobús durante semanas, hasta llegar a esta frontera, en donde se ha quedado en cuartos que le facilitan, y en la Casa del Migrante, donde tiene la oportunidad de comer y a asearse regularmente.
Su intención, es cruzar a Estados Unidos, concretamente a California o Florida, donde asegura que tiene familiares, y ahí volver a comenzar de nuevo.
Carlos tiene la esperanza de ir a California o Florida, con la intención de comenzar una nueva vida y dejar atrás los sucesos de Nicaragua.