Una leyenda urbana que se cuenta en esta ciudad, es que a media noche se aparecía una viejita de feo rostro, quien tocaba las puertas de las casas y si no le abrían atravesaba la pared para exigir que le dieran 5 centavos.
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Ramón Noriega Rascón cuenta en el libro “Historias y narraciones del viejo San Luis Río Colorado. Un puente a nuestro pasado”, que la casa de adobes donde vivía cuando era niño, estaba construida con adobes y tenía techo de madera con cartón arenado. Las puertas eran de tablas y en las frías noches de invierno entraba un viento helado que al cruzar las rendijas emitían un silbido tétrico que hacía que sus dos hermanos mayores y él, quienes dormían juntos en una misma cama, se cubrieran totalmente con las cobijas.
“En mi casa no teníamos electricidad, agua potable entubada ni drenaje por lo que preferíamos orinarnos en la cama con tal de no salir al excusado o letrina en esas tenebrosas noches”, destacó.
Aquel hogar se localizaba por la avenida Félix Contreras entre las calles 12 y 13 que, en esos años, a principios de los 50´s, se encontraba en la periferia de la ciudad que solamente contaba con unos 10 mil habitantes.
El vecindario era una alternancia de lotes baldíos y casas humildes que facilitaban la convivencia a través de los solares vacíos, además de que, prácticamente, no existían cercos divisorios y mucho menos bardas.
“Bajo ese entorno nuestra madre nos contaba que por las noches se aparecía una horripilante vieja que visitaba las casas para pedir cinco centavos, a fin de cumplir con una manda”, dijo es escritor.
Si los habitantes de la desafortunada casa le daban una moneda de 20 centavos, ella les tiraba con el cambio emitiendo un estruendoso grito y se iba de la misma manera en que llegaba, cruzando la pared.
“Por eso, nosotros los niños nos acostábamos a dormir desde muy temprano para no tener que ver a la anciana misteriosa y que nuestros padres no nos encargaran hacer la entrega de la moneda cuando llegara la vieja del cinco”, refirió Ramón Noriega.
Otra versión cuenta que cuando San Luis Río Colorado era un pueblito de unas cuantas cuadras, vivía por las orillas una viejita que tenía fama de bruja por lo que era muy temida, al grado que existía la creencia de que si no le dejaban cinco centavos en la entrada de la puerta de las casas que visitaba les haría un daño a los habitantes.
Por tal motivo, al anochecer, en todas las casas dejaban las monedas al pie de la puerta para que la misteriosa mujer lo recogiera en el transcurso de la noche.