En 1950 el parque “Benito Juárez” era un incipiente solar donde acababa de iniciar la siembra de las actuales palmeras datileras y los frondosos árboles que hoy hacen el sitio sumamente agradable.
En algunas fotografías antiguas que datan de los cincuenta se alcanzan a apreciar a media manzana, por la calle Tercera (entre avenidas Hidalgo y Kino), un salón de reuniones de la CTM o de la CROC y unos camiones estacionados.
En el libro “Historias y narraciones del viejo San Luis Río Colorado. Un puente a nuestro pasado”, Ramón Noriega narró además que, por encima del techo de ese salón, se observa la despepitadora por la compañía Anderson Clayton que construyó James Duncan Brown a principios de los cuarenta.
Clayton sufrió un fatal atentado en la línea fronteriza el 29 de enero de 1943 cuando iba acompañado por un grupo de maestros a visitar las operaciones de la despepitadora recién edificada.
En las imágenes antiguas también se mira el terreno baldío donde en 1946-1947 se construyó la primaria “Abelardo L. Rodríguez” y al finalizar la calle Tercera, el Colegio Kino.
Ramón Noriega refirió que a un costado del Kino se veían unos montículos blancos, son las montañas de semilla que se obtenían del despepite del algodón, cuando éste se cosechaba en magníficos rendimientos.
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EL PARQUE EN SUS INICIOS
En 1930 y 1940 el terreno que hoy ocupa el parque “Benito Juárez” era un predio baldío utilizado por los primeros beisbolistas sanluisinos. Llegaba hasta la parte donde se construiría años después la escuela “Abelardo L. Rodríguez”.
En los cincuenta esa zona era el corazón cívico de la comunidad sanluisina que empezaba a tener el auge que detonaría en la siguiente década con el “boom” poblacional.
Lo anterior, derivado del fuerte desarrollo en las actividades agrícolas y comerciales apuntaladas por la derrama de dólares de braceros y emigrados que residían en la ciudad.
En algunas fotos se aprecia el asta bandera de la escuela “Abelardo L. Rodríguez” y el magnífico parque “Benito Juárez”, orgullo y emblema de la localidad, así como el hotel “San Luis” y el edificio de la esquina donde convergen calle Tercera y avenida Juárez. Ahí, posteriormente, se estableció la empresa Pinturas Corona.
Las bancas del parque eran rosas y cada una tenía el nombre de su patrocinador. En esos años no había calles pavimentadas, excepto la avenida Obregón, por ser un tramo de la carretera que comunicaba a Tijuana con la Ciudad de México, sin embargo la vialidad no estaba asfaltada en su totalidad.