Las filas de automóviles hacia Estados Unidos son el reflejo de la zona fronteriza, sitio donde decenas de personas laboran ofreciendo productos y alimentos a los conductores, sin rendirse a pesar de condiciones adversas por el calor que se registra en el verano.
Todos los días en ese lugar, ubicado en el límite del territorio mexicano en esta frontera, comerciantes de todo tipo, ofrecen a los conductores sus productos, así como músicos que se expresan con sus instrumentos, interpretando alegres melodías, solicitando el apoyo de quienes esperan en la fila.
Soportando los rayos de sol, que caen sin clemencia sobre sus cuerpos, ataviados con ropa fresca y sombreros, trabajan hasta el atardecer con cansancio y dolor terminan su jornada, con la satisfacción de lograr la hazaña de obtener dinero para el sostenimiento de sus familias.