“Si no me mató la selva del Darién, no me va a matar la frontera. No me voy a rendir, voy a ir a Estados Unidos legal o ilegalmente porque yo a Venezuela ni loca me regreso”, así lo manifestó Rosangela, una mujer que este fin de semana llegó a San Luis Río Colorado acompañada de su hija de 7 años.
Según datos emitidos por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la inhóspita Selva del Darién que separa a Colombia y Panamá ha sido más transitada este 2022 que nunca antes. Esta ruta es considerada una de las más peligrosas en el mundo. Nadie sabe con certeza cuántos han muerto por el camino.
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En la actualidad, en San Luis Río Colorado se está registrando el arribo de venezolanos que vienen a la frontera con la intención de ingresar a Estados Unidos. Sin embargo, recientemente el gobierno estadounidense puso una serie de restricciones para llevar a cabo el trámite de asilo humanitario para personas de esa nacionalidad, lo que ha orillado a algunos a intentar el cruce ilegal que implica grandes riesgos.
Rosangela, una venezolana de 39 años de edad, narró la pesadilla que vivió al atravesar la peligrosa selva también conocida como el Tapón del Darién, al lado de su pareja sentimental y de sus hijos de 17 y 7 años, quienes a mediados de septiembre decidieron salir de Venezuela para huir de la inseguridad, con la esperanza de tener una mejor calidad de vida en Estados Unidos, que es a donde se dirigen.
Rosangela dijo que en su país de origen vivían bien porque tenía un negocio de instalación de sistemas de alarma, sonido y polarizado de ventanas para autos. Sin embargo, de un tiempo a la fecha, frecuentemente eran víctimas de grupos pandilleros que les solicitaban dinero para dejarlos trabajar y también les robaban bienes materiales.
“Salimos huyendo de Venezuela por miedo a los delincuentes. Allá hay mucha inseguridad. Queremos ir a Estados Unidos para que nuestros hijos tengan un mejor porvenir y vayan a la escuela. En Venezuela ya no iban a clases porque no había. Los maestros se fueron a otros países, también por miedo”.
Rosangela platicó que no fue fácil tomar la decisión de dejar todo lo que tenían para emprender el camino hacia Estados Unidos e indicó que jamás imaginó que esa ilusión se convertiría en una verdadera pesadilla, sobre todo, por lo que vivieron al atravesar la selva del Darién que divide a Colombia de Panamá, por la cual caminaron durante 7 días y 6 noches.
“Pasar por esa selva fue una pesadilla que nunca me imaginé que viviría. Si a mí me hubieran dicho qué iba a pasar ahí, jamás me hubiera atrevido a ir. Fueron días y noches enteras de caminar sin saber si en algún momento saldríamos de ahí, de ese lugar de locos. En el trayecto vimos gente muerta y también había culebras. Estuve a punto de quedarme en medio de un fango, el lodo me llegaba hasta las rodillas, no me podían sacar. Los guías nos cobraron 130 dólares por cada uno y nos dejaron atrás. Ellos no te esperan, si no caminas a su paso, te quedas ahí en la selva. No sabes cuánto lloré, cuánto me arrepentí de haberme metido a la selva", contó la migrante venezolana.
Luego de lograr salir con vida del Tapón del Darién, Rosangela y su familia llegaron a la frontera norte de México, específicamente a Ciudad Juárez, Chihuahua, por donde cruzaron hacia Estados Unidos por un canal de riego. "Una vez que cruzamos nos entregamos a los policías y nos deportaron por Nogales y ahora estoy yo sola con mi hija aquí en San Luis. Mi esposo y mi hijo nos van a alcanzar para volver a internarlo", externó la mujer.
Por ahora, Rosangela está recibiendo apoyo en la Casa del Migrante de esta ciudad en la cual permanecerá unos días más, mientras emprende de nuevo el camino hacia el vecino país del norte en donde contempla internarse sin documentos migratorios pues destacó que lo que más desea es poder trabajar para darle una mejor calidad de vida a sus hijos y ayudar económicamente a sus familiares que se quedaron en Venezuela.
DATOS DE LA ACNUR
La ACNUR dio a conocer que la densa selva del Tapón del Darién se está convirtiendo en un lugar de tránsito para personas venezolanas, haitianas y otras que se han visto obligadas a huir. Se trata de uno de los caminos más peligrosos para las personas que buscan seguridad en el mundo.
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La ACNUR señala que sin importar el peligro ni la irregularidad del terreno, de acuerdo con las autoridades panameñas, tan solo en 2021, un número récord de personas (133.000) cruzó el Tapón del Darién de Colombia a Panamá sin contar con la preparación para esa travesía.
En los primeros dos meses de 2022, la venezolana se convirtió en la nacionalidad principal que cruzó el Tapón del Darién, con más de 2,400 personas, casi el mismo número que cruzó en todo 2021. En enero y febrero, casi 2,000 personas de Venezuela presentaron solicitudes de asilo en México, lo cual representa casi un tercio del total de solicitudes presentadas por nacionales de Venezuela en 2021.