A través de la App de la Patrulla Fronteriza, (CBP One por sus siglas en inglés) es que Soraya Guadalupe Cruz Amaya y cuatro miembros más de su familia consiguieron la residencia por asilo político en Estados Unidos.
Esperanzada a obtener el asilo en aquel país, viajó a México con su esposo, su hijo, su suegra y el esposo de su suegra, desde hace un año, logrando llegar a San Luis Río Colorado desde hace seis meses en donde encontró refugio en la Casa del Migrante Divina Providencia.
Te podría interesar: En San Luis viven alrededor de mil migrantes: Santos González Yescas
Ahí se encontró con Martín Salgado, el administrador del lugar, quien en enero pasado, llevó a personas que asesoraran a los migrantes para conseguir su entrevista en Estados Unidos, para conseguir el asilo político.
Fue entonces que el 17 de enero, Soraya, creó la cuenta en donde incluyó a los miembros mencionados que son parte de su familia y se esperanzó en Dios, debido a sus creencias religiosas, hasta que le llegó el correo donde le avisaban que había conseguido la residencia.
La cita será el próximo 24 de mayo en Nogales, Sonora, a donde tendrá que llegar algunos días antes para atender cualquier inconveniente y poder estar en punto de las 7:00 horas de ese día, para por fin cruzar de manera legal a los Estados Unidos.
La joven de 22 años de edad y su familia son originarios de El Salvador y tuvieron que salir de su país por las amenazas y extorsiones que recibían de parte de dos organizaciones de pandilleros que operaban en el barrio donde vivían.
“Vengo de El Salvador por amenaza de muerte hacia mi y hacia mi familia, decidimos salir del país rumbo a México y gracias a Dios, vamos poco a poco. Vienen mi esposo, mi hijo, mi suegra y el esposo de mi suegra. Somos cinco y pudimos conseguir la cita”.
En su país aún tiene familia, pero ellos al igual que Soraya y las personas que la acompañan, no tienen el “sueño americano”, sin embargo Soraya y los otros cuatro tuvieron que salir de El Salvador por causa de fuerza mayor.
“En El Salvador dejé a mi mamá y a mi hermana, no vinieron conmigo, porque viven en una zona alejada de donde teníamos conflicto nosotros y decidieron quedarse y ella dice que no tiene el sueño americano, aunque nosotros tampoco, pero tuvimos que salir forzados por la situación”.
Recordó que “vivían bien”, que atendían un negocio propio, que les daba para salir adelante incluso ella estaba estudiando Administración de Empresas, carrera que tuvo que truncar debido a la situación, pero que espera reanudar en la medida de lo posible en “el otro lado”.
“Nosotros vivíamos bien en mi país, teníamos un negocio propio, pero debido a las extorsiones, amenazas, se nos iban haciendo deuda con deuda con ellos mismos, nos pedían 35 dólares, de 35 se pasaron a 60 - 105 semanales. Ahora estoy queriendo que me manden los documentos de mis estudios, antes de que me vaya, para poder validarlos allá porque no sé si tenga que empezar de nuevo”.
Dijo que su deuda sigue en aumento, que quizá ya deba hasta dos mil dólares y que a pesar de estar tan lejos las amenazas continúan, pero que se siente segura estando aquí y más aún cuando ya va a cruzar la frontera.
“A pesar de las cosas que está haciendo el presidente Bukele, las cosas aún siguen, aún tenemos el número viejo de mi esposo y aun le siguen mandando mensajes de amenazas, que si cuando va a pagar, que si lo vuelven a ver le van a cortar la cabeza y así”.
Comentó que el proceso desde su salida hasta su llegada a este municipio ha sido difícil, por las situaciones que han tenido que enfrentar, pero que cree que ha valido la pena pues al fin pudieron conseguir la residencia.
“Ha sido un proceso difícil, en la manera en que hemos tenido bastantes obstáculos y hemos conocido gente buena como mala, pero gracias a Dios, que siempre hemos doblado rodillas y que él no nos ha dejado atrás y más ahora estamos más que agradecidos con Dios”.
Recomendó a los migrantes hacer las cosas de manera correcta, es decir, a través de la App, sobre todo antes de salir de su país, porque así no se arriesgan ni arriesgan a sus acompañantes.
“Le recomiendo bastante a la gente que hagan las cosas de manera correcta, porque ya no se arriesgan ellos ni a sus demás familias, niños, hermanos, esposos y otros que los acompañen”.
En Estados Unidos, ella espera trabajar, sacar a su familia adelante, además de seguir estudiando y progresar: “Quiero ser una mejor persona de lo que ya soy es lo que espero al llegar a Estados Unidos”.
Agradeció ampliamente su estancia en la Casa del Migrante ‘Divina Providencia’, pues además de encontrar un refugio, un techo y comida para ella y su familia, ella y su esposo también encontraron trabajo.