En la disputa popular se mantiene el resultado de los múltiples esfuerzos implementados por los órdenes de gobierno federal y las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) ambientalistas en la tarea de preservar a la vaquita marina, especie endémica del norte del Golfo de California, en peligro de extinción.
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Entre los esfuerzos de la Federación para impedir la desaparición de la especie, en la administración del expresidente Enrique Peña Nieto, el gobierno ordenó el inminente cierre de la pesca en el Golfo de Santa Clara y Puerto Peñasco, Sonora, también en San Felipe, Baja California, a cambio de compensaciones económicas a pescadores que debieron dejar la actividad a la que por años se habían dedicado, lapso que se alargó al no tener resultados a la vista.
Sin embargo, los esfuerzos entre gobierno y organizaciones como Greenpeace y Conservación de Mamíferos Marinos De México A.C. (Comarino), comenzaron desde el 2000 (o poco antes), año en que se recibió la observación de parte del Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina (Cirva) las dependencias ambientalistas sobre la apenas amenaza de peligro de extinción de la vaquita marina.
SOBREVIVEN 10 VAQUITAS
Para la ambientalista Martha Román Rodríguez, tanto los gobiernos en turno como las organizaciones ambientalistas han hecho un gran esfuerzo por preservar a la especie endémica de nuestra región. Sin embargo, el resultado no ha sido el que se esperaba, cuando, en su momento se visionó a futuro.
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“Hoy en día, los expertos no hablan de más de 10 especies con vida, las demás han desaparecido, pero lo bueno en esto es que entre las 10 hay algunas que son crías, lo que significa que aunque no sea lo que se esperaba, hay especies reproduciéndose”, compartió.
Pesca no permitida y traficantes, enemigos
De acuerdo con el estudio Vaquita Marina: Ocaso De Una Especie, la causa más importante de la muerte de la vaquita marina es la pesca no permitida de totoaba, un pez también en peligro de extinción, cuya vejiga natatoria (o buche) se comercializa en miles de dólares en el mercado oriental donde se le atribuyen supuestos poderes medicinales y de estatus social.
Esta problemática se intensificó a partir de 2012-2013, sin que las autoridades hayan podido controlarlo, pese a enfocar sus esfuerzos en ello. De 2012 a marzo de 2017, la Procuraduría General de la República solo había detenido a siete personas en Baja California y Sonora por estos hechos, sin que se conozca si han sido procesadas.
Al resultado no tan favorable de la lucha por la preservación de la vaquita, también se le suma la pesca clandestina de otros productos de mar, que en su captura afectan directamente a la protegida.
“Desafortunadamente las redes agalleras (o chinchorros) que son las que tradicionalmente se usan para pescar camarón, curvina o sierra, no abonan a ese intento por el cuidado a la vaquita y a su vez, los métodos más ecológicos, muchas veces resultan incosteables para los pescadores”, compartió la ambientalista Martha Román.