Ernestina preserva tradiciones al hacer altar a sus difuntos

Desde hace 37 años, la mujer originaria de Bamoa, Sinaloa, prepara cada Día de Muertos un altar para su hija

Oscar Gómez | Tribuna de San Luis

  · sábado 2 de noviembre de 2019

El altar de la familia de Ernestina lleva elementos que marca la tradición. / MARIO GARCÍA

Como algo que inició en el año de 1982, tras el fallecimiento de una de sus hijas, la señora Ernestina Yánez, vecina de la colonia Jalisco, sigue año con año la tradición de instalar en su casa un altar, en el marco del Día de Muertos.

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Aunque en su lugar de origen, Bamoa, en el estado de Sinaloa, no se lleve a cabo con fervor dicha actividad, mencionó que por parte de la familia de su esposo sí se realizan altares y comparten con orgullo sus raíces. Esto, compartió, la fue involucrando hasta ser reconocida por su colorida instalación en la entrada de su hogar.

“Nosotros hacemos el altar desde el año de 1982, pero de donde yo soy no son tan apegados a estas tradiciones. Allá, solo se va al panteón a regar, vender dulces y visitar a nuestra ascendencia. La cultura de mi esposo sí, a su familia se le daba esto de poner altar de muertos y velar. Yo no quería hacer eso, porque no sabía si era bueno o malo, pero cuando falleció mi niña me dijo el padre que no, que no era malo, que eran tradiciones, que si yo quería hacerlo que lo hiciera. Desde entonces, comenzamos a realizar el altar, año con año, haciéndole adaptaciones y tratando de mejorarlo, siempre tratando que se vea mejor”.



POR SU HIJA AUSENTE

La entrevistada, dijo que el primer altar que instaló incluyó leche y biberones, como una ofrenda y homenaje dedicado a su bebé.

“Al primer altar que le hice a mi niña llevaba flores, golosinas, leche, biberones, velas y luces, buscaba siempre que nunca le faltaran. También le puse incienso, agua bendita y un perrito negro, que era el que transportaba a los fieles difuntos, de un riíto hasta su destino. Ese nunca faltaba”, destacando que, hoy en día, han agregado más atavíos a la ara, como arreglos florales, veladoras y catrinas, además de distintos tipos de dulces e imágenes de adorno”.

Sobre la preparación, destacó que es con meses de anticipación, con el fin de ir adquiriendo poco a poco los elementos faltantes. “Para hacer el altar, comenzamos su planeación con mucha anticipación, porque lleva muchas cosas”.

Acerca de la poca actividad en torno a dicha celebración mexicana, Ernestina opinó que: “Es muy bonita la tradición mexicana. Este país tiene muchas tradiciones muy lindas, y si las seguimos pues estamos siguiendo nuestras raíces, nuestra herencia, lo que nos dejaron nuestros ancestros”.

La familia de Ernestina se reúne año con año a recordar a sus fieles difuntos; los sanluisinos pueden ver la instalación sobre la avenida Guerrero y calle 21, en la colonia Jalisco de esta ciudad