Después de haber cumplido 102 años de vida el pasado 12 de junio y disfrutar al máximo los que serían sus últimos días en medio de la alegría de la música, sinfín de historias y en compañía de su familia, Mercedes Acedo García falleció por causas naturales dentro de su casa en San Luis Río Colorado, donde vivía desde 1959.
RECIBE NOTICIAS DIARIAS EN TU CELULAR, ÚNETE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM AQUÍ
Siempre con espíritu viajero, sin haber tenido nunca hijos ni esposo, pero si un gusto excepcional por el bacanora –a lo que adjudicaba su longevidad-, la oriunda de Sahuaripa, Sonora, descansa en paz desde la mañana de ayer y fue su sobrino-nieto Edgar Banda quien diera a conocer el suceso, describiendo que fue una partida tranquila.
“Siempre tenía sus historias. Fue la última de trece hermanos y deja bastante gente aquí. Ella fue mi tía-abuela de crianza. No solo me cuidó y educó a mí, sino a todos los hijos, nietos y bisnietos. Nos consideraba como sus hijos, muchos están en Estados Unidos, otros en Hermosillo”, compartió y agregó que debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19 no pudo ser frecuentada de manera física durante los últimos meses de vida y que, por el momento, aún se planea un encuentro para despedir sus cenizas.
COMPARTIÓ SU ALEGRÍA: EL VIAJE, LA SOLTERÍA Y EL BACANORA
Aún el viernes, dijo Edgar, ella cantó “Mi ranchito”, misma pieza musical de antaño que interpretó un 15 de junio de 2019 ante las cámaras de TRIBUNA DE SAN LUIS, en las vísperas de su centenario de vida, y que además narró aventuras, recordó a sus seres queridos y de la alegría que tenía por la vida.
En el mencionado encuentro con el equipo de esta casa editorial, quien fuera hija de Don Luis Acedo Pacheco y María García Ramírez, así como la última en partir de 13 hermanos, compartió su agradecimiento hacia Dios por tantos años que le permitió existir, para “bailar mucho y brindar mucha doctrina de catecismo”, además de criar a sus más de 37 sobrinos.
En ese sentido, ella se consideraba una mujer alegre que disfrutaba viajar por barco, camión y hasta en tren, pero lo que le encantaba era subirse a los aviones, “bien a gusto”.
“He sido muy alegre, gracias a Dios. Nunca me he casado, he tenido muchos novios, me dicen de matrimonio y nomás no”, dijo la homenajeada en aquel entonces, agregando que sus hermanos producían bacanora y que se lo tomaba.
“En lugar de andar de enojada, iba yo bien contenta de la vida, más a gusto bailaba con el bacanora”, compartió.
Por último, Edgar mencionó que: “Se fue igual. Sonriendo, cantando, bromeando con su bacanora, la cual decía que era su medicina, junto a la soltería. Tan cómica. Ella simplemente se acostó la noche del lunes y la mañana siguiente, a la hora de su café, ya estaba dormida, pero con una sonrisa”.
En paz descanse, Mercedes Acedo García.