Elabora Rita pan artesanal desde hace 4 décadas

Empanadas, conchitas y “pan de mujer” se encuentran entre sus opciones y decenas de clientes se han favorecido con su sazón gracias a que se dio conocer en redes sociales

Oscar Gómez | Tribuna de San Luis

  · lunes 9 de marzo de 2020

Rita Cristerna emplea su don para hacer pan y buscar así el sustento diario / ÓSCAR GÓMEZ

Para salir adelante y tener el recurso para llevar el alimento a su hogar, así como cubrir los gastos corriente, Rita Cristerna Ontiveros, de 73 años, vecina de la colonia Altar, se dedica a la elaboración de pan artesanal hace más de 40 años. Sin embargo, la también originaria de Culiacán, Sinaloa, afirmó que los hace en San Luis Río Colorado hace dos décadas.

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Empanadas rellenas de dulce de calabaza o crema de queso estilo “Philadelphia”, conchitas y el tradicionalmente nombrado “pan de mujer” (usualmente denominado como el horneado tradicional de Sinaloa) son la propuesta gastronómica que brinda a la comunidad.

“Yo ‘le ponía cuidado’ a mi mamá. Ella a veces hacía pa’ la cuaresma y yo me fijaba cómo le hacía. De ella aprendí. Yo estaba chiquilla, tenía como unos 10 años. Ahora ya tengo casi 40 años preparándolo y aunque siempre he tenido la necesidad de venderlo, no hago todo el tiempo”.



El negocio inició debido a la necesidad de generar más recursos, utilizando una receta de origen familiar



CRECE SU ÉXITO A TRAVÉS DE LAS “REDES”

A su vez, agregó que a veces vende mucho y le va bien, pero en otras ocasiones tiene días malos cuando clientes mandan pedir gran cantidad de pan y nunca pasan a recogerlo. No obstante, gracias a las redes sociales su trabajo se ha dado a conocer, por lo que hace poco menos de 1 año ha mirado que sus ventas incrementaron.

“Aunque no vengan por el pan yo de todas formas puedo venderlo, gracias a mis nietas que me publican en las redes sociales, donde todos me ven. Clientes vienen y me compran pan aquí en la casa. Me ayuda bastante, porque los demás se enteran de lo que hago. Luego me piden cantidad y me lo compran aquí en mi domicilio”.

También mencionó que cada vez hace una mayor cantidad de pedidos y piezas, las cuales vende a 10 pesos cada una.

“Yo nada más me dedico a hacer pan para sacar ‘el cinco’ en la semana. No hago mucho, solo unos 10 kilos de masa, que son como 40 carteras (bandejas), con seis empanadas o conchitas cada una (…), yo hago más dependiendo los encargos que tenga. Para todo lo que hago le invierto como unas cuatro horas o más. Doy a 10 pesos cada pieza, de lo que sea”, compartió y destacó que cada semana su inversión asciende a más de 600 pesos.



El horno en el que cocinan el pan lo hizo ella


UNA RECETA DE FAMILIA

Debido a un cambio de residencia para encontrar una mejor oportunidad de vida junto a algunos de sus hijos, quedó asentada en esta ciudad. Aquí paulatinamente ha visto crecer a toda su descendencia, la cual fue llegando junto a ella. Actualmente, goza la vida de sus nietos y bisnietos.

“Mi familia me apoya; yo tengo problemas de todo, ya estoy muy vieja. Tengo artritis, colesterol alto, diabetes, muchas cosas y pues tengo que comprar medicina. De aquí, de lo que gano, me sale para comprarlas”.

Cada tarde, al llegar a su vivienda, fue apostándole cada vez más a la venta de pan debido a la demanda, por lo que hizo con sus manos un gran horno de barro en su patio, con el cual cocina alrededor de 100 panes cada viernes.



Empanadas, “pan de mujer” y conchas artesanales son las que prepara doña Rita cada se




“Entre los dos lo hicimos. Aunque él no cocinaba sí me ayudaba a hornear. Fue con ladrillo y tierra. Trabajábamos en el campo y yo hacía el pan llegando a la casa”.

Respecto a la herencia de una receta que pudiera trascender generaciones, compartió que una de sus hijas, Roberta Yadira, le ayuda a amasar y a hornear el pan.

“A veces a los demás no les gusta ayudarme, como que no les gusta dedicarse a la panadería, pero sí lo hacen y saben bien cómo se hace. Mi hija, por ejemplo, me dice que a ella no le sale tan bueno, que si cómo le hago para que me salga tan bien”.

Por último, doña Rita mencionó estar agradecida porque hoy por hoy van muchas personas a comprarle pan.

“Ojalá alguien me ayudara siempre para hacer todavía más pan (risas) y pues también para que me sigan comprando”.