José Luis García Montañez, mejor conocido como “Don Pepito”, hace 4 años, luego de haberse jubilado, tomó la decisión de invertir su dinero en la compra de una bicicleta que adecuó como “carreta” para vender raspados, los cuales prepara de manera artesanal.
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Don Pepito platicó que hace 2 décadas llegó a esta ciudad, procedente de Sinaloa, estado en el que pasó parte de su niñez y su juventud, aunque es oriundo de Zacatecas de donde salió a los 6 años de edad de la mano de sus padres en busca de mejores oportunidades de vida.
José Luis al arribar a esta frontera trabajó por 15 años en una tienda departamental, realizando diversas labores desde empleado de piso hasta intendente y hace 4 años se jubiló.
“Cuando me dieron el dinero de mi jubilación quise invertirlo bien, por eso compré esta bicicleta y la acondicioné para vender raspados. Allá en Sinaloa a eso me dediqué por un tiempo. Mi compadre Lucio Olivas me enseñó a preparar los sabores”, externó.
Don Pepito se instala en la avenida Nuevo León y calle 38, seis días a la semana, pues el martes descansa. Allí, permanece de las 13:00 a las 22:00 horas para atender a los clientes que acuden al lugar con la seguridad de que lo van a encontrar en los meses de marzo a noviembre.
En este tiempo de pandemia por el Covid-19 dejó de trabajar solo un par de días. Sin embargo, al poco tiempo retomó esta actividad, siguiendo los protocolos sanitarios recomendados por las autoridades de salud.
En esta refresquería móvil, los raspados se preparan de forma artesanal utilizando un cepillo para raspar el hielo y para los sabores se usan frutas naturales y también hay otros artificiales. Entre los preferidos de la clientela “Pepito” nombró fresa, piña, vainilla, ciruela, tamarindo y limón.
El éxito de este negocio es el sabor de los raspados, ya que los sabores se elaboran con “una receta secreta” originaria de Sinaloa, además del buen trato que José Luis brinda a quienes lo visitan.