El Día de Muertos en México es una festividad ancestral

Las personas acostumbran acudir a los panteones, colocar flores y hacer altares, pues se tiene la creencia de que ese día regresan al mundo de los vivos para convivir con sus familiares 

Gloria Negrete / Tribuna de San Luis

  · viernes 1 de noviembre de 2024

El 1 y 2 de noviembre los panteones reciben una considerable cantidad de visitantes que acuden a pasar esos días con sus fieles difuntos/ Foto: Alonso Moreno / Tribuna de San Luis

La celebración del Día de Muertos es una de las de mayor arraigo y tradición para los mexicanos, ya que se tiene la creencia de que los fieles difuntos regresan a casa en estas fechas a convivir y comer con su familia una vez más.

Aunque las fechas fuertes de esta celebración son el 1 y 2 de noviembre, es desde el 28 de octubre que se cree hay almas que bajan a estar en este plano; ese día se ofrenda a los fallecidos de manera trágica, por violencia o accidentes; el 30 y 31 son días dedicados a los niños que murieron sin haber sido bautizados.

Por la avenida Durango y calle 26, colonia Jalisco fue atropellada por un pick up Ford F-150/ Foto: Cortesía

De acuerdo con información del Gobierno de México, el calendario católico designó el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, correspondiente a los niños o muertos bebés, mientras que el 2 de noviembre es llamado el Día de los Muertos, es decir, todos los adultos.

La tradición de estas fiestas tiene un origen prehispánico, pues los mexicas celebraban a sus muertos después de la temporada de cosecha, entre septiembre y noviembre. Esta tradición se sincretiza con las creencias de los conquistadores españoles, con ciertas modificaciones, pero manteniendo su esencia.

El pan de muerto es un postre tradicional que se prepara y consume durante octubre y noviembre/ Foto: Alonso Moreno / Tribuna de San Luis

En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura; al morir alguien, se le enterraba envuelto en un petate, y sus familiares organizaban una fiesta para guiarlo en su recorrido al Mictlán. Se le colocaba también la comida que le gustaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.

El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y nutrirse de la esencia del alimento ofrecido en los altares.

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En esta celebración, la muerte no representa una ausencia, sino una presencia viva; es un símbolo de la vida que se materializa en el altar ofrecido. Se trata de una celebración que conlleva gran trascendencia popular y comprende diversos significados, desde filosóficos hasta materiales.

En las ofrendas, también llamadas “Altares de Muertos”, se colocan elementos que muestran la mezcla de creencias y el amor que cada familia refleja en los arreglos. No pueden faltar veladoras, incienso, agua, sal, flor de cempasúchil, pan de muerto y alimentos, además de fotografías del difunto.

FESTIVIDAD ES PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD

Cabe mencionar que la UNESCO, en 2008, declaró el Día de Muertos en México como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por su importancia y su representación de una expresión tradicional, contemporánea y viviente, integradora, representativa y comunitaria.

Para la UNESCO, el encuentro anual entre los pueblos indígenas y sus ancestros cumple una función social considerable al afirmar el papel del individuo dentro de la sociedad. También refuerza el estatuto cultural y social de las comunidades indígenas de México.

En México es toda una tradición elaborar Altares de Muertos como una ofrenda para los difuntos/ Foto: Alonso Moreno / Tribuna de San Luis

En México, esta festividad varía de estado en estado, pero mantiene el mismo principio de reunir a las familias para dar la bienvenida a sus seres queridos que vuelven del más allá.

En la Ciudad de México, la Alcaldía de Tláhuac alberga un pequeño poblado llamado Mixquic, uno de los lugares más visitados durante esta época, donde el 2 de noviembre se realiza “La Alumbrada”, iluminando las tumbas con miles de velas decoradas con flores.

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Oaxaca, uno de los estados más ricos culturalmente, tiene una de las celebraciones más significativas del Día de Muertos. Los altares se dividen en escalones con significados especiales: el primero para los abuelos y adultos, y el segundo o sucesivos para los demás. Durante esta festividad se organizan numerosas exhibiciones en Oaxaca.

Otros lugares destacados son Janitzio y Pátzcuaro en Michoacán, Xochimilco en la Ciudad de México y Cuetzalán en Puebla.

DÍA DE MUERTOS EN SONORA

En una entrevista para El Sol de Hermosillo, Ignacio Lagarda Lagarda, cronista oficial de Hermosillo, comentó que el Día de Muertos no se festeja igual en Sonora que en el centro o sur de México. Esto se debe a que, en Sonora, la religión tuvo un peso importante con la colonización, trayendo consigo colores, flores y ofrendas para los difuntos.

“En el Estado, por razones geográficas y climáticas, esta festividad no tenía una gran tradición y fue traída por los jesuitas”, señaló. Los jesuitas promovieron la agricultura, ganadería y actividades comunitarias alrededor de la misión, mientras que en el sur se concentraron otras órdenes religiosas.

Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos a casa/ Foto: Alonso Moreno / Tribuna de San Luis

A pesar de ser una festividad considerada patrimonio de la humanidad, Lagarda señala que en los últimos años se ha perdido el fervor; las nuevas generaciones no visitan los cementerios como antes.

Uno de los factores de esta pérdida es la influencia de Halloween, una celebración de origen estadounidense que también ha ganado popularidad en la región fronteriza.