Ramón García es un artista urbano originario del estado de Durango que hace poco más de 10 años descubrió su gusto y talento por las artes circenses, a tal grado que tomó la decisión de suspender, temporalmente, sus estudios universitarios para dedicarse de lleno a hacer malabares en las calles.
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El joven de 37 años platicó que en la actualidad vive en Mexicali, Baja California. Sin embargo, la mayor parte del tiempo está fuera de esa ciudad, pues en compañía de su esposa, también artista urbana, recorren el país para dar muestra de las habilidades que poseen para ejecutar los actos del circo como malabares, manejo del monociclo y aros hula hula.
Ramón García comentó que cuando tenía 20 años y estudiaba la carrera de psicología, tuvo la inquietud de aprender todo lo relacionado al circo. “Entonces, en ese momento, me acerqué a unos jóvenes que hacían malabares en la calle y ellos me enseñaron. Me comentaron que en el D.F existen convenciones de circo en las que puedes aprender más, pero yo no tenía dinero para ir hasta allá. En ese tiempo vivía en Durango”.
Agregó: “Estaba tan interesado en aprender lo del circo que me puse a trabajar en los semáforos para sacar dinero para ir a las convenciones. Empecé a hacer malabares y pude ganar algo de dinero y fui a mi primera convención de circo”.
Ramón García confesó que al participar en una capacitación de artes circenses lo cautivó y provocó que se enamorara de esta profesión, por lo que tomó la decisión de dejar trunca la carrera de psicología, la cual no descarta retomar en un futuro; aunque por ahora está enfocado en el trabajo en los cruceros viales en donde hace malabares y maneja el monociclo; mientras que su esposa ejecuta actos de hula hula y, de esta manera, obtienen ingresos económicos para solventar sus gastos.
“Me gusta estar en la calle. Es una manera de seguir aprendiendo. Este trabajo me permite desarrollarme como artista urbano. En la escuela de la calle adquieres experiencia, siempre estás aprendiendo, conoces gente y nuevos lugares. Debemos estar con los ojos bien abiertos porque estamos expuestos a los peligros. Así como ahorita en el crucero, con mucho cuidado”.
COMPARTEN EL AMOR POR EL ARTE URBANO
Ramón García destacó que él y su esposa trabajan en los semáforos de las ciudades de Durango, Chihuahua, Sonora y Baja California, principalmente. Además, confesó que disfruta mucho visitar municipios que tienen playas.
“Para mí es un gusto dedicarme a esta profesión y compartir con mi esposa el amor por el circo y por este estilo de vida. Desde que conocí el circo, desde que fui a la primera convención me gustó mucho y pienso dedicarme a esto por mucho tiempo”.
Para finalizar, el artista urbano Ramón García recomendó a las personas, sobre todo, a los jóvenes, que hagan lo que les guste, ya que esa es la base de la felicidad y de no agobiarse por el trabajo y cuestiones cotidianas.