Nacidos en territorio nacional o al menos de padres originarios de México son la mayoría de los constructores contratados para el reemplazo del muro por San Luis Río Colorado, quienes con sus propias manos se encargan de la colocación de las nuevas vallas con las que el gobierno de Estados Unidos busca blindar la frontera.
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Aunque para algunos de ellos el muro es un tema que solo llega a desunir a los humanos entre países, otros ven necesario el hecho de reforzar la seguridad del país en el que hoy viven, pese a no ser nativos, aunque en común llevan una misma convicción: ser un trabajo para el que se les está pagando y “alguien lo tenía que hacer”.
“Vinimos a este país (EU) a trabajar, sin imaginar lo que el destino nos depararía, hoy llega una empresa y nos ofrece este empleo bajo una aseguranza y un buen sueldo, entonces en eso nos enfocamos, no en pensar que estamos haciendo daño a quienes como nosotros buscan migrar, es un empleo como cualquier otro”, reveló uno de los entrevistados, de quien por petición propia se resguarda en nombre.
Rodeados por elementos de la máxima seguridad de Estados Unidos, los mexicanos se encargan de la construcción, desde colocar los tramos de cerco y cimentarlo hasta asegurarse que éste cumpla con la función de impedir la migración ilegal, sin embargo, esto no es suficiente para que los trabajadores sean víctimas de insultos.
“Nos han gritado “paren el muro” y demás ofensas colectivas a Estados Unidos e incluso algunas para Trump”, contó otro de ellos.