Agradecido por los milagros que le ha concedido la Virgen de Guadalupe, el señor José Paz Navarro colocó en su hogar un altar en honor a la madre de Jesús, pues asegura que no lo deja solo, que siempre lo acompaña.
Al celebrarse este 12 de diciembre el Día de la Virgen de Guadalupe, José Paz manifestó que desde hace muchos años se encomienda a ella antes de salir de casa para pedirle que lo cuide y todas las noches agradece por permitirle un día más de vida.
“La figura de la Virgen de Guadalupe la compró mi hija aquí en San Luis hace como 20 años y desde entonces la tenemos. Procuramos que no le falten sus flores y sus veladoras”, expuso.
ASEGURA LA VIRGEN SANÓ A SU MAMÁ
La devoción a la Guadalupana la transmitió a su esposa, hijas y nietas, quienes se encargan de colocar flores y mantener las veladoras encendidas frente a la imagen de la Virgen que tienen en casa hace 2 décadas.
Platicó que, en 1990 a su mamá, la señora Elvira, los médicos le detectaron una rara enfermedad al grado de desahuciarla; en ese momento José se puso a orar con mucha Fe ante la Virgen de Guadalupe para pedirle que la sanara.
Su madre se encontraba en estado de coma y había sufrido una embolia, sin embargo, a los pocos días de recibir el diagnóstico nada alentador de los médicos, fue dada de alta del hospital.
“Yo le pedí a la Virgencita con mucha Fe que sanará a mi mamá, le dije que no se la llevara todavía que la dejara más tiempo conmigo y ella me concedió ese milagro. Esa vez, cuando recé, miré un resplandor en el cielo y sentí que cayó una brisa en mis brazos”, externó José Paz.
Durante 20 años José trabajó como chofer de camiones que transportaban madera usada de Estados Unidos a México, por lo que constantemente conducía por carretera, exponiéndose al peligro.
Relató que cuando se colocaba frente al volante se encomendaba a la Virgen de Guadalupe quien lo acompañaba en sus viajes y lo cuidaba en los trayectos tan largos que hacía en los viajes de trabajo.
“Me gustaría que toda la gente tuviera Fe en la Virgen porque ella es la intercesora de nosotros ante Dios y a través de ella, él nos escucha y atiende nuestras peticiones. Yo lo sé porque a mí me ha curado y a mi madre también la sano”, concluyó Paz Navarro.